De manera sorpresiva, la dirigencia estatal del PRI quedó acéfala después que el oriundo de Chignahuapan, Lorenzo Rivera Sosa presentó su renuncia.
Esta decisión llama mucho la atención porque reafirma la intención del PRI, desde la dirigencia nacional a través de sus delegados, de comenzar a cerrar filas, no para ser una verdadera oposición, sino para ponerse al servicio de Andrés Manuel López Obrador y por ende, de Morena.
Me explico.
Meses atrás Néstor Camarillo comenzó a levantar la mano para competir por la dirigencia. Lo hizo para medir la aceptación del círculo rojo y especialmente de su partido.
La falta de operación del entonces dirigente permitió que el exalcalde de Quecholac -vinculado a una serie de grupos de dudosa reputación allá en el Triángulo Rojo- se creyera con posibilidades de asumir la dirigencia del partido tricolor.
Lo anterior se da en el marco de una coyuntura política crucial, donde Morena se comienza a fragmentar como en el pasado ocurrió con el PRD (ambos partidos emanados de la izquierda mexicana) y el PAN no cuenta con un liderazgo de peso y con capacidad para ser una oposición respetable.
El PRI, ante esta encrucijada, podría ocupar este lugar vacío en México, el de la oposición, pero en lugar de ello, lo que busca es someterse a los intereses del nuevo régimen.
Para el caso de Puebla, es evidente que Nestor Camarillo obedece a los intereses de Morena y en el lejano caso de ser dirigente estatal, estaría en posibilidades de negociar su apoyo a Morena a cambio de que se le aprueben sus cuentas públicas, las cuales aún se encuentran en revisión y con un gran listado de observaciones.
Y el grupo de ex presidentes municipales que supuestamente le respaldan operaron a favor de Morena en los pasados procesos electorales: el de 2018 y 2019.
Para muestra, el ex secretario de organización del PRI opera ya con gente ligada a Fernando Manzanilla, los mismos que hasta hace unas semanas formaban parte de la nomina de la Secretaría de Gobernación.
Y el papel del delegado Américo Zúñiga no es menor, pues ha decidido apoyar a Nestor Camarillo, a pesar de expresar supuesta imparcialidad en el proceso interno, por eso no puede ser casualidad que el fin de semana previo a los anuncios, se les vio juntos en una gira partidista, digamos que abriendo brecha a favor de quechoealeño.
Desde luego que el delegado duartista (de Javier Duarte) tiene como plan B la continuidad de Lorenzo Rivera para ceder la región de Zacatlán y Chignahuapan al grupo de Juan Carlos Lastiri, pero esa, es otra historia.