Este mueble forma parte del paisaje urbano mexicano, la silla Acapulco no tiene dueño, es un silla de herrería tejida con hilos de plástico que aportan comodidad y frescura, surgida entre los años 50 y 60, asociada a los años gloriosos de Acapulco.
Un objeto que pareciera cotidiano, se convirtió en un básico del diseño, hasta llegar a museos, tiendas y espacios de arte en el mundo.
En Tokio, Copenhague, Madrid, Nueva York y Ámsterdam son algunos de los lugares internacionales que adoptaron a la silla Acapulco.
La diseñadora Cecilia León de la Barra en una entrevista para Verne declaró: “Es un asiento muy funcional, extracómodo y muy típico en los lugares de calor o tropicales en México. Antes no era fácil de conseguir en la ciudad”.
Cecilia dice que ellos comenzaron a llamarla así silla tipo Acapulco, pues antes del año 200 era conocida como concha o sillón, además gracias a una publicación en la revista Wallpaper tuvo un impulso global.
Cuando la silla comenzó a tomar popularidad, Cecilia comenzó a hacerlas a medida junto a Jorge Akele.
Otro diseñador, Sebastián Ocampo director de Diseño Industrial de la Universidad mexicana CENTRO dice que su familia con una historia en la industria de los plásticos y los pigmentos en México conoce a los artesanos que llevan toda la vida haciendo estas sillas.
La silla Acapulco era fabricada en los años 60 con polietileno y no con PV, actualmente es tejida hilos tensados de vinilo que se distribuyen en forma de radios por toda la estructura, lo que le da mayor calidad.
“Los fabricantes que yo conozco eran de Guerrero, Veracruz, Oaxaca e incluso en pueblos del Estado de México, cerca de Toluca. Estas sillas no eran típicas solo de un lugar del país. Era un producto que se vendía en los pueblos y en la costa. Le decimos Acapulco porque los artesanos las vendían con su camioneta en lugares de playa como Acapulco”, menciona Akele.
Akele catapultó a la silla Acapulco con una exposición en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, el Centro George Pompidou en París o el Metropolitan Gallery de Japón.
Hoy el empresario y su familia venden aproximadamente mil Sillas Acapulco al mes, y sus principales mercados con Europa, Canadá y Japón.