Convertido en deporte de práctica masiva el criticar a nuestro futbol, no está de más admitir cuando en algo ha sido pionero.

En tiempos en los que los ingleses seguían encimando hasta seis partidos de Premier League en la misma sobremesa, cuando los italianos apilaban la totalidad de su jornada un domingo en la tarde, cuando los españoles disputaban buena parte de sus cotejos el sábado por la noche, en México ya estaba clara la necesidad de escalonar los encuentros a fin de disponer de mayores audiencias televisivas.

De tener en origen muy pocas franjas de horario (sábado a las cinco y a las nueve, domingo al mediodía), de a poco nuestra liga se fue diversificando. Muchas veces eso fue en contra del interés de quien acude a las gradas y a favor de fanático de sofá, mas elevó las ganancias económicas.

Hoy, cuando se piensa en la afición china lo mismo en la estadounidense al agendar una fecha en las principales ligas del viejo continente, cuesta creer lo difícil que fue ver futbol en casa por tanto tiempo. La radio llenaba maravillosamente ese vacío, en los ochenta el sonido de fondo de los fines de semana europeos era el bisbiseo radial, con aquellos carruseles que viajaban de cancha en cancha para que el escucha no se perdiera de nada. Inclusive, gracias al impacto de Hugo Sánchez, era más fácil ver en vivo al Real Madrid en México que a dos cuadras del Bernabéu –de eso platicaba años atrás con el gran portero de aquel equipo merengue, Paco Buyo, quien me aseguraba que en aquella época su rostro era más reconocido en América Latina que en su propio país.

El futbol de la reanudación post cuarentena ha llevado la diversificación de horarios a otra dimensión. Sin excepción, todos los días desde mediados de junio ha rodado la pelota en España, escasas veces coincidiendo dos juegos: tan impensable en los viejos paradigmas del balompié europeo, como instaurado desde hace un rato en nuestro país.

Ahora se ha publicado el calendario del Torneo Apertura mexicano, extendidas las jornadas de jueves a lunes. Si la comodidad y disponibilidad de los aficionados impedía esos experimentos (por ejemplo, en Alemania hubo manifestaciones multitudinarias en contra de los encuentros en lunes), la era de gradas vacías ha eliminado esa reserva. Resignados a que no es necesario esperar a que la gente salga de la oficina y atraviese una ciudad, todo cabe desperdigado y nada se encima.

Funcionará muy bien. Así ha sido la experiencia europea del descongelamiento, así tendrá que ser en la de la Liga Mx: de apretarse en unas horas a estirarse en cuatro días.
Otro tema distinto son los protocolos sanitarios, esos sí demandando otro tipo de estándares, mucho más universalizados y compartidos, de lo que hasta ahora en pretemporada se ha visto en los clubes nacionales.

 

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