José Alberto Ramírez Aguilar, de la Facultad de Ingeniería (FI) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), representará a México en la primera misión espacial tripulada latinoamericana de la historia.

El académico, egresado de Ingeniería Eléctrica Electrónica, desde el inicio de su trayectoria tuvo un profundo interés en el universo más allá de la atmósfera terrestre, como lo demuestra su tesis de licenciatura en satélites y su involucramiento en el Programa Universitario de Investigación y Desarrollo Espacial (PUIDE), señala el comunicado.

La misión, conocida como ESAA-01 EX SOMINUS AD ASTRA, forma parte del programa LATCOSMOS-C. De acuerdo con la Institución, el propósito es “volar en espacio suborbital como tripulación2”.

“Haber sido seleccionado es un honor y una enorme responsabilidad, pues es resultado de muchos años de esfuerzo para fomentar estas actividades en México, desde el extinto Programa Universitario de Investigación y Desarrollo Espacial, en los años 90. Asimismo, representa la materialización de esa escalera que lleva a alcanzar las estrellas y que nos permite inspirar a las nuevas generaciones”, comentó José Alberto.

Señaló que el comandante de la misión, el cosmonauta ecuatoriano Ronnie Nader Bello, fue quien lo invitó a participar en el proyecto.

“Representar a la UNAM, portar el escudo de nuestra casa de estudios en este proyecto es un orgullo”, destacó Ramírez Aguilar.

¿En qué consiste la misión?

Los preparativos de la Primera Misión Espacial Latinoamericana, un proyecto suborbital financiado por la EXA e impulsado por la IAF-GRULAC en donde Ramírez Aguilar es vicepresidente e impulsor de este proyecto, empezaron hace tres años. La tripulación está compuesta por cuatro profesores participantes en la iniciativa del proyecto, cuidadosamente seleccionados de acuerdo con la relevancia de su perfil académico y sus aportaciones a la educación, sus conocimientos técnicos y científicos, y su credibilidad.

El cohete ascenderá 80 kilómetros, tras lo cual la cápsula con los viajeros se desprenderá para subir hasta los 105 kilómetros; casi de inmediato sigue el descenso y aterrizaje. El proceso tomará aproximadamente 10 minutos, un marco de tiempo reducido que aumenta la dificultad de manera considerable. Ronnie Nader, comandante a cargo, describió el vuelo como balístico, ya que el impacto del poder gravitacional es el doble en comparación con un vuelo orbital.

El primer objetivo del proyecto es sentar las bases de futuras colaboraciones y bocetar sus alcances, ser una prueba de capacidad; además, se tiene planeado llevar a cabo experimentos y tomar mediciones biométricas. Aunque por el momento no se ha podido fijar una fecha exacta de lanzamiento, dadas las condiciones mundiales, los tripulantes se mantienen vigilantes de su condición física, de la presión arterial y los niveles de oxigenación.

En espera de las siguientes etapas, el doctor Ramírez Aguilar se siente confiado, pues, gracias a su formación en ingeniería, posee los conocimientos de lo que implica el proyecto, su logística y costos. Se dijo honrado y sumamente entusiasmado por la oportunidad de inspirar a las nuevas generaciones: “Ante las muchas situaciones difíciles en nuestro país, hay que hacer algo. Si desde la tecnología, la academia, desde una misión como ésta podemos dar expectativas mejores que las que tuvimos nosotros, creo que es nuestro papel en la Historia”, comentó.

La formalización institucional se está trabajando para darle mayor solidez al proyecto que estamos seguros detonara en nuevas iniciativas en beneficio de México.

 

 

AR

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