Perú y Venezuela fueron testigos ayer de los últimos conflictos sudamericanos relacionados con preocupaciones por la pandemia y la escasez de servicios y bienes públicos.

Más de un centenar de indígenas invadieron ayer las instalaciones del oleoducto de la estatal Petroperú, en medio de las demandas por atención social y sanitaria ante el coronavirus.

La firma señaló que los pobladores se exponen a graves peligros, ya que se encuentran dentro de una instalación industrial de alto riesgo: “Muy cerca de los tanques petroleros, donde están prohibidas las actividades que generan fuentes de ignición, tales como el uso de celulares, manipulación de materiales, entre otras”.

El oleoducto transporta crudo desde la selva norte de Perú hasta su refinería en la costa del Pacífico.

En tanto, una nueva ola de manifestaciones comenzó a recorrer Venezuela, en la medida que el descontento se intensifica en el interior del país debido al empeoramiento de la escasez de combustible y la falla constante de los servicios públicos básicos.

Según informes recibidos por el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social, más de un centenar de protestas han tenido lugar desde el fin de semana en 19 de los 23 estados de Venezuela para exigir a las autoridades que proporcionen agua, energía y combustible.

CON INFORMACIÓN DE AGENCIAS

 

LEG

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