Francia y Turquía, dos países aliados en la Organización del Tratado del Atlántico Norte o Alianza Atlántica (OTAN), intercambiaron la víspera duras recriminaciones en medio de un aumento de la tensión internacional por los combates que libran Azerbaiyán y fuerzas étnicas armenias desde Nagorno Karabaj, los más encarnizados desde mediados de los años 90, tras la desaparición de la Unión Soviética.

Algunos de los aliados de Turquía en la OTAN están cada vez más alarmados por la postura de Ankara sobre Nagorno Karabaj, la región secesionista de Azerbaiyán -estrecho aliado turco- gobernada por la etnia armenia pero no reconocida por ningún país como una república independiente. Y es que las respuestas del mandatario turco han sido más bien en un tono bélico.

Haciéndose eco de las declaraciones de dicho presidente, Tayyip Erdogan, el ministro de Relaciones Exteriores, Mevlut Cavusoglu, dijo ayer miércoles que Turquía “hará lo que sea necesario”, cuando se le preguntó si ofrecerá apoyo militar a Bakú (capital de Azerbaiyán) si lo solicita.

Cavusoglu dijo también que la solidaridad francesa con Armenia equivale a respaldar “la ocupación”.

Previamente, el presidente francés, Emmanuel Macron, en cuyo país reside mucha gente de ascendencia armenia, respondió durante una visita a Letonia. Según dijo, Francia está muy preocupada por los “mensajes belicistas” de Turquía, “que en esencia acaban con cualquier inhibición de Azerbaiyán sobre la reconquista de Nagorno-Karabaj. Y eso no lo aceptaremos”.

En el cuarto día de enfrentamientos, Azerbaiyán y el enclave étnico armenio de Nagorno se acusaron mutuamente de efectuar bombardeos a ambos lados de la línea de contacto que les divide.

Se han reportado decenas de muertes y cientos de heridos en los combates desde el domingo, que se han extendido más allá de las fronteras del enclave y amenazan con convertirse en una guerra abierta entre las exrepúblicas soviéticas de Azerbaiyán y Armenia.

La zona, que también se conoce como Alto Karabaj, enclavada en territorio de Azerbaiyán, luchó los 80 por su independencia.

Las escaramuzas han aumentado la preocupación sobre la estabilidad en la región del Cáucaso Sur, un corredor para los oleoductos que llevan crudo y gas a los mercados mundiales, y han elevado el temor a que las potencias regionales Rusia y Turquía se vean arrastradas también al conflicto.

 

LEG

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