El veterano político libanés Saad al-Hariri fue nombrado primer ministro por cuarta vez, y prometió formar un nuevo gobierno para afrontar la peor crisis que vive el país desde la guerra civil de 1975-1990.
Tras su nominación, Hariri dijo que formará rápidamente un gabinete de especialistas para aplicar las reformas económicas y financieras incluidas en un plan francés para obtener ayuda extranjera.
No obstante, se enfrenta a importantes retos a la hora de intentar navegar por las políticas sectarias de Líbano para acordar un nuevo gabinete, que deberá afrontar después una creciente lista de problemas: una crisis bancaria, un desplome de la moneda, un aumento de la pobreza y las deudas estatales.
Un nuevo gobierno también tendrá que lidiar con el brote del Covid-19 y los efectos de la explosión de agosto en el puerto de Beirut, que acabó con la vida de casi 200 personas y provocó daños valorados en miles de millones de dólares. La explosión provocó la renuncia del gobierno, que precisamente había reemplazado al último ejecutivo de Hariri.
A sus 50 años, Hariri ya ha sido tres veces primer ministro, un puesto reservado para un suní en el sistema libanés de poder compartido. Renunció hace casi un año ante la erupción de la crisis, en medio de protestas por todo el país contra la elite dirigente y décadas de corrupción y despilfarro.
Hariri, el único candidato en las reuniones del jueves, fue respaldado por la mayoría de los parlamentarios.
“Digo a los libaneses que están sufriendo dificultades hasta el punto de la desesperación que estoy decidido a trabajar para detener el colapso que amenaza a nuestra economía, nuestra sociedad y seguridad”, dijo a los medios.
LEG