El juez de control Aarón Hernández Chino parece empeñado en echarle “una manita” al más poderoso interno del sistema carcelario en Puebla, Eukid “N”, acusado de los delitos de extorsión, lavado de dinero y falsear información ante una autoridad judicial.
Como ocurre en las historias de nuestro cine mexicano en las que, a través de la sátira o la comedia negra, retratan un sistema de impartición de justicia que favorece al fuerte y vulnera aún más a la víctima, este impartidor de justicia se pinta solo.
No obstante que el Código del Estado no lo permite, Hernández Chino decidió, en dos ocasiones, darle una ayudadita a la defensa legal de quien llegó a la arrogancia extrema en el trato con correligionarios en el Partido Acción Nacional, en donde milita, y trató despótico y hasta persecución de los adversarios.
Este miércoles 13 se llevará a cabo una audiencia entre la parte acusadora y la defensa del delito de extorsión para resolver sobre una nueva petición de ampliación del plazo solicitado por los abogados que defienden a Eukid “N”, para reunir pruebas que lo exculpen de la imputación por la que fue aprehendido el 18 de marzo del año pasado.
Ocurrirá no obstante haber ignorado la oposición de la parte agraviada, pues ya ha superado por mucho el plazo máximo que estima el Código Penal de seis meses, que se cumplieron en septiembre del 2020.
En lugar de haber determinado el cierre del periodo de investigación, Aarón Hernández Chino decidió llevar el caso a una audiencia para debatir sobre un episodio que todos conocen cuando el imputado amenaza a sus interlocutores en un audio público.
No es la primera vez que el juez de control ofrece pruebas de su inclinación por el poderoso. En 2017 hizo encarcelar a la víctima en un episodio de invasión y despojo cometido por Antorcha Campesina.
Las pruebas asentadas en la carpeta de investigación N.I.C.CD.I/14772/2017/ZM, un episodio del que la Parabólica.mx ya había dado cuenta.
La conducta judicial del juez de control no hace sino empañar la relación entre el titular del Ejecutivo, Miguel Barbosa y el recién reelecto presidente del Tribunal Superior de Justicia, Héctor Sánchez, no obstante los obstáculos que los han puesto al borde de la fractura.
El cúmulo de magistrados y jueces con el rancio tufo del favoritismo, el amiguismo o la componenda ha sido síntoma de un poder que estuvo lejos de la independencia del Ejecutivo y de la conducta imparcial en la aplicación de las leyes en el territorio.
El sitio LadoB documentó en abril de 2020, la forma en la que este mismo personaje decidió no vincular a proceso a tres elementos de la policía municipal en la capital que invadieron propiedad privada, privaron de la libertad, torturaron y detuvieron a un ciudadano que cometió el “error” de confiar en la justicia poblana por el teatro que recibió de los uniformados: la leyenda negra en el aparato judicial.
@FerMaldonadoMX
Parabólica.MX por Fernando Maldonado