Por Víctor Roberto Carrancá

Desconozco las razones por las cuales la película Cuentos de terror (Tales of Halloween, 2015), compuesta por cortometrajes de varios directores de este género, llegó a los cines poblanos hasta entrada de la primavera. Reconozco, al menos, que representó una buena alternativa a la escasa cartelera provinciana que exhibe El cazador y la reina de hielo en casi todas las salas. Fue así que decidí entrar a ver esta cinta a pesar de lo anacrónico que resultaba la hazaña.

Tales of Halloween pertenece a esa línea de antologías de terror que siempre se sienten fallidas. A pesar de que los productores de esta clase de experimentos suelen reunir un par de buenos directores, lo cierto es que la mayoría de los cortometrajes resultan insulsos, predecibles y completamente mediocres, tal como sucede con proyectos como El ABC de la muerte (2012) o V/H/S (2012).

Para empezar, a diferencia de otros experimentos de esta índole, Tales of Halloween prescinde de una historia que hilvane los distintos relatos y se centra, más bien, en una supuesta unidad temática: una atípica Noche de brujas, en algún lugar de E.E.U.U, donde los niños y niñas corren disfrazados en busca de dulces. Esto parecería otorgar cierta independencia a cada uno de los directores que conforman la cinta; sin embargo, parece que todos los realizadores se agobiaron ante el escaso tiempo otorgado para cada segmento, así como por el bajo presupuesto de la antología. Por lo mismo, los distintos relatos se enfocan, más bien, en llenarnos de gore y alguna que otra monstruosidad interesante que sopese una trama soez, con giros predecibles y desenlaces poco sorprendentes.

 

La instauración del “cuento moderno”, atribuida a Edgar A. Poe, ha dado a un sinnúmero de autores que, aún hoy en día, saben explotar las fórmulas de la “unidad de efecto”, una atmósfera opresiva y una vuelta de tuerca o revelación que sorprenda al lector. Esto se aprecia, por supuesto, en el género de horror, mismo que ha dado a grandes cuentistas como Ambrose Bierce, William Hope Hodgson, Arthur Machen o al mismo Stephen King. Creo que, debido a esto último, no sería difícil acudir a los relatos clásicos del género para conformar una antología que al menos supiera cómo funciona un buen cuento. Tales of Halloween, por el contrario, parece olvidarse de que hay buenas historias que, de hecho, pertenecen al dominio público y ni siquiera requieren del pago de derechos de autor. Supongo, por lo mismo, que a los directores les faltó explotar un acervo amplio de la literatura y prefirieron escribir ellos mismos sus historias. El resultado, desafortunadamente, es bastante mediocre. Pensé que los cineastas Lucky Mckee (a quien admiro por su finísima obra May) o el propio Neil Marshall (famoso por Dog Soldiers y The Descent) lograrían salvarse de esto último. Tampoco fue así.

A pesar de lo anterior, Tales of Halloween nos permite pasar un buen rato. La poca duración de los cortometrajes mantiene una acción constante que no se distrae en explorar dramas forzados ni personajes estereotípicos. Y aunque esto podría parecer un desacierto de los realizadores, también ayuda a establecer una irreverencia fílmica que tributa al buen cine de Serie B. De ese modo, la película está plagada de aberraciones fantasmagóricas (como en el caso de “Sweet Tooth”, de David Parker;  y “Grim Grinning Ghost”, de Axelle Caroline) hasta un monstruo lovecraftiano que, afortunadamente, prescinde del CGI (me refiero al demonio de “The Weak and the Wicked”, de Paul Solet) . La mala calidad de los efectos también contribuye a generar este efecto kitsch, tal como sucede en “Friday the 31st”, tributo al cine slasher con un giro suspicaz, que mezcla platillos voladores como los que usaba Ed Wood en sus películas, así como un gore humorístico que me recuerda a la segunda entrega de Evil Dead (Sam Raimi, 1987).

En resumen, Tales of Halloween es un filme para que los conocedores del género de horror se sientan decepcionados, al igual que los no conocedores: los primeros, debido a que la película no logra consolidarse como una buena obra de culto; y los segundos, debido a que les será difícil disfrutar esa irreverencia típica de las B Movies. Aun así, creo que ambos pueden pasar un rato agradable si tienen una buena cantidad de palomitas.

5 notas en negro.

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