Hoy es el último día de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, con él se va un estilo de gobernar que favoreció la confrontación social, el temor como instrumento de gobierno y el nacionalismo arraigado. Sin embargo, se quedan las inercias de un movimiento por el cual votaron casi 75 millones de estadounidenses en noviembre.

Especialistas coinciden en que el republicano de 74 años de edad comparte formas e ideas con otros líderes de corte extremista hacia la derecha, ultraconservadores y, en el caso de la nación norteamericana, con un marcado toque de supremacismo blanco.

“Personajes con la misma pauta de comportamiento actúan en la política, en Italia, en Hungría, en América Latina. Esto es peligroso para el mundo porque su discurso tiene varias cosas en común.

Una de ellas es que se escudan en la mentira, en el engaño y en la repetición del mismo mensaje que, sobre todo, aborda en torno al etnocentrismo”, señaló en entrevista con 24 HORAS Silvia Núñez García, exdirectora del Centro de Investigaciones sobre América del Norte de la UNAM.

De esos gobiernos, añade, la bandera es sembrar “temor, miedo, desconfianza”, y si se buscarán más coincidencias, apunta la investigadora asociada del Center for Latin American and Caribbean Studies, las hay, como desacreditar a los medios tradicionales y apostar por la flexibilidad de las redes sociales.

Eduardo Rosales, internacionalista de la UNAM, recuerda que antes de la pandemia del coronavirus existía la de los populismos de izquierda… y de derecha: “Trump no es el primero, pero quizás uno de los últimos, está el caso de Polonia, Alemania, Francia, con Le Pen, y en América está Brasil, con Bolsonaro, a quien asesoró Steve Bannon, exestratega de Trump”.

El México de Enrique Peña Nieto y el del actual presidente, Andrés Manuel López Obrador, apostó por Trump; ahora, por tener Joe Biden un perfil opuesto al del mandatario saliente, al menos en lo formal, el arranque de la nueva relación con México no será fácil, arrastra La inercia del “trumpismo”.

“Será una relación que inicia con complicaciones. Días antes de que se diera la exoneración de (Salvador) Cienfuegos llega la carta de tres altos funcionarios del Gobierno de Trump, entre ellos Mike Pompeo, que señala que México está incumpliendo el TLC por sus regulaciones energéticas”, refiere Stephanie Henaro, socia fundadora de Panóptica Consulting.

Agrega que la relación entre Trump y el presidente mexicano era buena, “porque Trump veía a nuestro presidente como alguien afín, como a un outsider de la política e incluso, se rumora, que le decía Juan Trump”.

Infografía: Xavier Rodríguez

 

Mintiendo, como comenzó, Trump terminó su gestión

Gregorio Meraz

A partir de este 20 de enero el pueblo estadounidense y sus aliados recuperarán el sentido de seguridad, de que el destino de la mayor democracia del mundo está en manos de un presidente respetuoso de la Constitución y respetado, capaz y dispuesto a abordar los más grandes desafíos de esta nación, como contener la pandemia que Donald Trump ocultó y propagó mintiendo y contradiciendo medidas.

En una ceremonia de inauguración presidencial sin precedentes, Washington, DC se convirtió en una fortaleza inexpugnable, vigilada por más de 30 mil efectivos militares, millares de policías federales y estatales, retenes, barreras de contención y miles de cámaras vigilantes, por la eventualidad de que milicias armadas simpatizantes de Trump, traten de impedir la toma de posesión.

El nuevo presidente demócrata, Joe Biden, segundo mandatario católico, después de John F.

Kennedy, y la primera vicepresidenta afroamericana, Kamala Harris, asumirán el poder con un mensaje de esperanza para enterrar el amargo recuerdo del catastrófico término de Trump.

Así terminó la historia de Trump, que tras múltiples mentiras en campaña comenzó mintiendo sobre el número de asistentes a su toma de posesión, en comparación a la de su antecesor y ahora concluye con la gran mentira de un “fraude masivo” que fue incapaz de probar ante 82 Tribunales a los que apeló.

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