El enfrentamiento que hace tres días tuvo lugar en los límites de Guerrero con Puebla, en una comunidad del municipio de Jolalpan, a unas tres horas de distancia en automóvil de la capital, podría dar un giro inusitado.
Hasta ahora se sabe de tres personas sin vida. Dos de los caídos permanecen a una organización denominada Ronda Ciudadana, encargada de hacer tareas de autodefensa en esa zona limítrofe de Puebla, en la que la presencia de grupos delictivos es sistemática y constante.
Una persona más perdió la vida y, según fuentes con vínculos en grupos armados de Guerrero, se trata de Raúl Higashi, integrante de una dinastía familiar que ha ganado notoriedad en la agrupación denominada como “Los Rojos”; en su momento, una célula criminal de los Beltrán Leyva.
Aunque se ha mencionado como una posible rivalidad entre la Ronda Ciudadana y Los Rojos por los asaltos, secuestros y extorsión que se le han impuesto a la agrupación guerrerense debido a su historial delictivo, el choque armado de este lunes tuvo un origen fortuito.
En una vereda para la caza del venado, la agrupación delictiva terminó por toparse con los poblanos y comenzó la refriega. De acuerdo con testigos presenciales, en el lugar del choque armado fueron encontrados 400 casquillos de AK-47 y AR 15, signo característico de los grupos de delincuencia organizada.
La persona de quien la dirección de Los Rojos no tenía paradero hasta el miércoles pasado (Raúl Higashi), es familiar de “El Japonés” Jorge Higashi Chávez, detenido por Agentes de Investigación Criminal en la Ciudad de México en 2018.
Según la prensa de la época, era el responsable del trasiego de droga como la heroína y una sustancia química llamada China White, hacia los Estados Unidos.
La rivalidad de Los Rojos, la agrupación cuya presencia en los límites con Puebla es frecuente, con Guerreros Unidos es legendaria, y se remonta a la rivalidad de cárteles de mayores dimensiones como La Familia Michoacana y los Beltrán Leyva.
La influencia de los rojos en municipios de Puebla, Morelos y Guerrero es ampliamente conocida. La capacidad de fuego y logística alcanza niveles de asombro y controlan el corredor Guerrero-Puebla-Morelos-Ciudad de México.
Los vínculos que tienen con cultivados con la sutileza del dinero o la rudeza del amago de un grupo que no admite reservas, para concretar acuerdos con quienes llegan a ser candidatos a diversos cargos de elección popular.
La presencia de los grupos delictivos en la zona de la mixteca poblana mantiene sumergido en el temor a sus habitantes, la mayoría pacíficos, quienes han tenido que habituarse a cerrar con piedra y lodo puertas y ventanas más allá de las 19:00 horas.
No es nuevo el clima de crispación que viven los mixtecos, en una zona en la que la pobreza campea: en las décadas de los ‘60s, ‘70s y ‘80s, incursionaron académicos y activistas radicales que buscaban el cambio de régimen por la vía de las armas.
La actividad desde la clandestinidad en esa zona fue seguida y observada por agentes del Centro de Investigación y Seguridad Nacional. Fijó sus objetivos en la guerrilla, pero dejó actuar a grupos de narcotraficantes. Ahora se paga esa factura.
@FerMaldonadoMX
parabolica.mx por Fernando Maldonado