A pesar del comunicado de la Secretaría de Finanzas y Administración sobre el embargo ejercido hacia la universidad, los alumnos aún no saben por qué; ni los profesores ni los padres

 

Por Serafín Castro

Desde que se dio a conocer que la Secretaría de Finanzas había embargado la Universidad Interamericana por un adeudo fiscal, la incertidumbre recorre los pasillos de la institución.

Las dudas llegaron hasta las casas y se volvieron parte de las pláticas de café entre los alumnos.

¿Qué pasará con la institución? ¿Se cerrará? ¿Perderán clases? Otras más: ¿Qué esconden los directivos y socios de la institución? ¿A dónde van las cuotas? Ni los alumnos ni los académicos, menos los padres de familia, saben a ciencia cierta las respuestas.

Hasta el momento, señalan los alumnos, las autoridades educativas han permanecido herméticas. La única información que conocen es la que los medios de comunicación se encargaron de difundir desde el martes, las fotos que circulan en redes sociales o lo que cuentan los que estuvieron presentes.

Pero no fue mucho.

Estaban en clases cuando personal de la Secretaría de Finanzas y Administración llegaron a la universidad.

Las autoridades de la universidad guardan silencio sobre el incidente.
Las autoridades de la universidad guardan silencio sobre el incidente.

Desde los salones vieron cómo la seguridad privada de la institución cerró la reja, con cadenas y candados, y minutos más tarde llegaron elementos de la policía.

Sin dar explicaciones, los administrativos suspendieron las clases por el resto del día, o de la semana; no supieron decir cuándo.

La calma parece haber regresado a las intalaciones de la institución educativa.
La calma parece haber regresado a las intalaciones de la institución educativa.

“Hasta nuevo aviso”.

Otros alumnos se percataron de los hechos hasta que llegaron a la entrada para marcharse a sus casas. No pudieron, los accesos estaban cerradas con cadenas y candados.

Los que pudieron, no muchos, saltaron la reja para marcharse. Otros llamaron a sus padres, quienes llegaron a las instalaciones de la Interamericana e hicieron más grande el escándalo: quisieron saber qué pasaba; por qué sus hijos se encontraban encerrados en la universidad, o por qué había patrullas y policías.

Hasta el momento no lo saben; las autoridades, señalan, no han dado explicaciones al respecto. Y, a pesar de que ya se reanudaron las clases, la incertidumbre impera en los pasillos de la universidad.

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