La cleptomanía que pervive en la función pública no admite freno ni pausa. Tampoco se detiene en ninguna esfera de la actividad pública y hasta privada. Es lo que nos dice la revelación del gobierno de Puebla a través de sus secretarías de Cultura y de la Función Pública.

La ausencia de paradero de casi 6 mil piezas tendría que ser un escándalo nacional por tratarse del robo de una riqueza cultural e histórica que es patrimonio de los mexicanos, de la que funcionarios y servidores públicos debieron haber sido celosos guardianes.

En lugar de ello, fueron caterva de personajes que se apoderó, o se permitió que otros lo hicieran, de una riqueza de valor aún incalculable.

Hay relojes de oro con incrustación de diamantes o rubíes, piezas dedicadas a personajes centrales de la historia del mundo, como Napoleón Bonaparte, y unos 200 ejemplares de la Biblioteca Palafoxiana.

¿Cuánto cuesta en el mercado un conjunto de casi 6 mil piezas históricas que van del periodo de la Independencia a la Revolución Mexicana?

Difícil establecer un valor económico a partir de cada una de esos objetos que tienen un origen puntual en un momento preciso en la historia de México. Más que el valor económico, se determina por un factor cualitativo y sólo un peritaje pertinente podrá determinar el daño provocado al patrimonio histórico.

Hace tiempo se especuló sobre la desaparición de la original Fuente de los Frailes en la rotonda de la avenida Juárez y el bulevar Atlixco, removida para terminar las obras del paso deprimido del Juárez-Serdán en la gestión del panista Luís Eduardo del Sagrado Corazón de Jesús Paredes Moctezuma, entre 2002 y 2005.

Personalmente, el reportero pudo documentar la existencia de mobiliario urbano -banca y luminaria de la ciudad- en el jardín de una casa particular del rumbo de Xilotzingo. Nada sucedió pese a esos escándalos.

Queda claro que los ladrones son, además de todo, ambiciosos, ignorantes y corrientes.

Hace una semana apenas supimos de la venta de mil 600 piezas -lajas- de lo que fue la Plaza de Armas en el zócalo de Puebla, cuya construcción data de 1531, a 35 pesos cada una, lo que habría arrojado al vendedor 56 mil pesos.

Y luego se ofenden cuando se utiliza el término “vende patrias”.

En el pedido en que PRI y PAN gobernaron se desató una enfermiza acumulación de bienes y piezas históricas que también pasa por el tráfico de arte sacro. Un abogado de dudosa reputación en Puebla, acostumbrado al tráfico de influencias y a dictar columnas desde el anonimato sabe muy bien de qué se trata, pero se ofende cada vez que alguien escribe o recuerda ese pasaje innoble de su vida.

En el colmo del saqueo está la desaparición de una réplica de la osamenta de un tiranosaurio Rex del Museo de la Evolución en Tehuacán, cuyo valor científico sólo puede servir para especialistas dedicados al estudio de las primeras especies, a menos que, claro, haya sido una petición expresa del Museo de Historia Natural, frente a Central Park en Nueva York, o para alguna de las producciones de Spielberg y sus mundos jurásicos. Como sea, el saqueo revela que hemos tenido gobiernos omisos y cómplices.

 

@FerMaldonadoMX

Parabólica escribe Fernando Maldonado