Hay un dolo profundo en quienes pretenden involucrar a la comunidad estudiantil de la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP), en lo que es realmente un litigio con aviesos fines económicos, que involucra, como presuntos perpetradores de delitos, al ex rector Luis Ernesto Derbez Bautista y los ex patronos, en la extracción supuestamente ilegal de alrededor de 720 millones de dólares, de la Fundación Mary Street Jenkins, para radicarlos en paraísos fiscales, como Barbados y Panamá, y “repartirse” jugosas tajadas.
De eso se trata el caso, que involucra a la UDLAP, pero en la que nada tienen que ver los estudiantes, sus padres, los ex alumnos, los docentes y demás simpatizantes de esta casa de estudios.
Por esas anomalías es que se ha requerido de la intervención de las autoridades, amparadas constitucionalmente, como la Junta para el Cuidado de las Instituciones de Asistencia Privada del Estado de Puebla.
Ahora bien, ¿por qué tanta confusión? ¿Quién tiene la razón y por qué llegamos hasta este punto?
Muchas de estas respuestas las compartió a un grupo de periodistas este domingo Guillermo Barradas, asesor externo del nuevo Patronato.
Hay que dejar claro que existe un litigio y que serán las instancias del Poder Judicial las que tendrán la última palabra.
También hay que subrayar que los ex patronos y el mismo ex rector han recurrido reiteradamente al “engaño” y a lo que los abogados llaman “chicanas”, para mantenerse en el debate mediático, cuando la ruta jurídica va en otro carril.
Una “chicana”, en el argot jurídico, es una trampa, una “maniobra llevada a cabo por un abogado en un proceso con el objetivo de retardar o dificultar su resolución o ejecución”, define el sitio web del Diccionario del Español de México.
Barradas explicó, en una sesión vía Zoom, que los ex patronos han recurrido reiteradamente a esta práctica.
En un esfuerzo de resumen, debemos entender que, pasando por alto el deseo del mismísimo William Oscar Jenkins Biddle, que creó la Fundación que lleva el nombre de su esposa, algunos descendientes extrajeron el dinero de esa entidad y del país, según se ha acusado.
La “chicana” es simple, aparentemente, aunque se trazó con alta complejidad: en el origen de la Fundación se establece que su “capital constitutivo” no puede ser tocado, pero un grupo de descendientes, “en acuerdo con Derbez”, interpretaron todo a su beneficio.
En los litigios aseguraron que ese capital original es de solamente unos 90 millones de pesos, lo que pretenden dejar en las arcas, pero en cambio quieren llevarse el resto de los 720 millones de dólares, como si fueran los dueños.
Por eso hay un juicio de lesividad, que está en la Cuarta Sala Unitaria. Ahí está el origen.
Luego, han venido muchas “chicanas” más. La más reciente, la aparente “suspensión provisional”, que otorgó un secretario de juzgado, no un juez, como se explica en la edición de este lunes de 24 Horas Puebla.
Las “chicanas” seguirán, así como los recursos jurídicos, pero de ninguna manera se debe utilizar como escudo a la comunidad UDLAP.
Hacerlo es profundamente perverso.
Piso 17 escribe Álvaro Ramírez Velasco