El rastro municipal de Puebla es el foco de contaminación más grave que tiene el río Atoyac al no contar con planta tratadora residual, todos los días vierte un equivalente a 86.6 Rotoplas con sangre, vísceras, huesos, carne y desperdicios que caen a la barranca del Conde, confirmó Héctor Durán Díaz, Director General de Agua de Puebla para Todos.
De parte de Industrial de Abastos de Puebla o también llamado rastro municipal, que dirige Marcos Antonio Márquez Montiel no existe conciencia, responsabilidad, trabajo o atención para frenar el foco de contaminación.
Se ubica en el kilómetro 6.5 de la carretera federal Puebla – Tlaxcala y sus instalaciones quedan al margen del río Atoyac donde descargan sangre, vísceras, restos de carne y huesos sin ningún filtro.
Este es considerado uno de los afluentes más contaminados del país, y se calcula que diariamente se lanzan 146 toneladas de materia orgánica, 62.8 toneladas de sólidos suspendidos y 14 kilogramos de metales pesados a sus 400 kilómetros de longitud aproximadamente.
Puebla perdió certificación TIF
En diciembre del año 2020, la presidenta municipal de Puebla, Claudia Rivera Vivanco anunció una supuesta reingeniería que permitiría una mayor accesibilidad a los introductores para el sacrificio de su ganado, garantizando la sanidad de la carne.
Reveló en ese entonces que el sacrificio del rastro municipal disminuyó de 40 mil cabezas en 2011 a 72 en 2020, lo cual no da el abasto suficiente para las necesidades de la población capitalina.