No lo han dicho abiertamente porque no forma parte de las buenas artes de la política, pero cada vez es más difícil llegar al día de la transmisión del poder en el gobierno municipal sin que haya un choque frontal.
La probabilidad de que todos puedan atestiguar una transición de terciopelo en el gobierno de la ciudad de Puebla, en menos de 40 días, es cada vez menos probable. Sólo basta ver entre líneas para entender que quienes llegan se ven con incomodad creciente.
En el equipo del presidente municipal electo de la capital, Eduardo Rivera Pérez, se consolida la certeza porque la información de la que ha podido disponer es exigua, casi inexistente respecto al estado que guarda el gobierno municipal.
El 30 de agosto, el alcalde municipal panista electo deslizó un reproche que no fue leído con oportunidad en la oficina de la edil capitalina, que generó vacío informativo.
La conducta escurridiza con la que se han comportado los integrantes de la comisión de transición que Rivera Vivanco designó para asistir a las mesas de diálogo con sus pares en la gestión entrante, la principal motivación.
“Ojalá así como me dejan los problemas, así ha habido declaraciones, ahí les dejamos al alcalde entrante y al gobierno entrante el problema A, el problema B. Ojalá me dejen la chequera con los suficientes recursos para aplicarlos”, deslizó irónico el edil.
Tras la cuarta reunión entre ambos munícipes, la militante de Morena que el 6 de junio fue vencida en las urnas por 20 puntos por el entrante, militante de Acción Nacional, persiste una línea discursiva que parece más encaminada a la búsqueda de ganar tiempo antes de que llegue el plazo para el relevo en el Palacio Municipal, previsto para el 15 de octubre.
Debieron pasar 72 horas para que ese dardo lanzado por el panista tuviera una respuesta, cargada de eufemismos: “Nosotros estamos en contra de endeudar a la ciudad, nos acabamos de librar de ese endeudamiento como poblanas y como poblanos de (sic) dos décadas; a mí me tocó recibir una administración, una ciudad endeudada y sin recursos para operar. Hoy estoy rompiendo esa inercia y entrego al municipio libre de deuda pública y finanzas sanas y con recursos propios”.
Un dato que no puede pasar inadvertido corre en paralelo: la permanente búsqueda de encontrarse con el titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, Santiago Nieto Castillo, a quien la edil que termina su periodo ha buscado con insistencia.
“Valoro y reconozco la cercanía de Santiago Nieto con los municipios, sumaremos esfuerzos, hoy y siempre”, escribió la presidenta municipal que consiguió cita con el zar contra la evasión fiscal y la industria facturera hasta que coincidió en la celebración del tercer año del triunfo en las urnas de Andrés Manuel López Obrador.
Es el mismo patrón de conducta que otros probables evasores han utilizado para construir una percepción de inmunidad respecto de imputaciones por probables actuaciones al margen de la ley. Los casos, emblemáticos, han formado parte de la agenda pública.
@FerMaldonadoMX
parabolica.mx escribe Fernando Maldonado