Muy pocos políticos poblanos del último medio siglo han sido realmente pesos completos en sus ejercicios profesionales y han estado conscientes de que “hay más vida después de los volcanes”, como reza el dicho de los corrillos.

Algunos nunca son capaces de entender que el país se extiende más allá del Popocatépetl y el Iztaccíhuatl, y que no todo son sus pueblos, sus cotos de poder regionales y su estado.

El personaje que más evidencio su visión aldeana de la política y la vida, sin duda fue el exgobernador Mario Marín, quien, en un obsceno acto abuso de autoridad -el caso Lydia Cacho-, enterró toda su carrera, toda su imagen y hasta su libertad.

Tenemos muy pocos poblanos que han aprovechado las oportunidades en las arenas nacionales.

Está, sin duda, el hoy gobernador Miguel Barbosa, quien fue presidente del Senado, diputado federal sobresaliente y coordinó la corriente nacional mayoritaria en el PRD, por más de una década.

También hay que contar a Jorge Estefan Chidiac, quien ha ocupado cargos relevantes en administraciones federales.

Por el PAN, están Ana Teresa Aranda, que llegó a titular de Desarrollo Social en el foxismo; y Humberto Aguilar Coronado, quien fue subsecretario de Gobernación, en el mismo sexenio.

De la vieja guardia, está el desaparecido Ángel Aceves Saucedo, quien fue dos veces diputado federal, una vez senador y ocupó muchos cargos en el priato, desde mediados de la década de los 60 hasta su muerte en 2003, mientras recibía un tratamiento médico en La Habana, Cuba.

Actualmente, un poblano ocupa un cargo de relevancia en la Cámara de Diputados. El expresidente estatal del PRI, Moisés Ignacio Mier Velazco; es el coordinador de la bancada mayoritaria, la del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), y presidente, por tanto, de la Junta de Coordinación Política.

Lo es, en un momento histórico en el que ese cargo no demanda grandes cualidades (aunque también podría tenerlas, aunque no las ha mostrado): la Cámara es una mera Oficialía de Partes del Poder Ejecutivo; la avasalladora mayoría lopezobradorista no requiere de negociaciones para sacar votaciones de mayoría simple y, en caso de ser necesaria una mayoría calificada (las dos terceras partes), para alguna reforma constitucional, se cabildea desde Palacio Nacional.

Moisés Ignacio, sin embargo, podría destacar más. No lo hace. No se percibe así.

Luego de que salieran a la luz sus relaciones con los recién aprehendidos Sandra Nelly C. S., y su esposo, Jesús P. G., en posesión de un arsenal de alto calibre y granadas, el nivel de su respuesta evidencia que Moisés Ignacio no termina de entender que “hay más vida después de los volcanes”.

Sus argumentaciones, con base en dichos “de mi abuelita”, su intento de hacerse el chistoso, aduciendo que, “por guapo”, se tomó fotos con la diputada local suplente que hoy está presa, y la admisión de que, a sus amigos sí los defiende, aunque no comulgue con sus “hábitos”, en clara alusión a Benjamín Saúl Huerta Corona, acusado de pederastia, son francamente muy penosas.

No es la primera vez que patina ante los medios.

Mier Velazco está quedando mucho a deber. Tiene el cargo, pero no lo honra.

 

@Alvaro_Rmz_V

Piso 17 escribe Álvaro Ramírez Velasco