La operadora estrella del Partido del Trabajo, Lizeth Sánchez García, perdió el brillo. Hace meses que deambula por la Secretaría de Bienestar sin rumbo fijo, con la mirada extraviada, como queriendo encontrar un punto de apoyo para evitar lo que parece inminente.
No sólo es un personaje que se apagó conforme avanzó el periodo de gobierno, por primera vez encabezado por un gobernador de izquierda como Miguel Barbosa, sino que ha sido relegada de toda función y responsabilidad, como si no existiera en el organigrama de la función pública.
Dos episodio recientes permiten ver la disminuida actuación de la funcionaria, que al arranque de la gestión se ocupó de promover toda acción pública desde la Secretaría bajo su mando y que se había colocado por delante de otros servidores públicos, incluso algunos de ellos con mayor estatura política.
Primero fue el huracán Grace, que devastó amplios polígonos de las sierras Norte y Nororiental a mediados de agosto pasado. El gabinete en pleno activó acciones y programas para aliviar la pena de cientos de familias afectadas tras el paso del meteoro.
Más recientemente, la explosión en San Pablo Xochimehuacán que afectó seriamente a un centenar de viviendas, y hasta la noche de martes tenía a unas 80 personas durmiendo en un albergue de la zona, sin que por lo menos asomara la nariz la servidora pública.
De acuerdo con información disponible, a la Secretaría de Bienestar corresponde “proponer al Gobernador la política de Bienestar”, además de “impulsar la organización social en los ámbitos rural y urbano para facilitar la participación en la toma de decisiones con respeto a su propio desarrollo”, pero nada de eso ha sucedido en los últimos meses.
Todas las tareas de alivio, apoyo y restauración, en ambos casos, fueron asumidas por las secretarías de Gobernación, Infraestructura, Salud, Contraloría y, sobre todo, el Sistema Estatal DIF, cuya directora, Leonor Vargas, ha desarrollado un amplio y eficaz sistema de acopio y entrega de ayudas para los segmentos poblacionales más lastimados.
El jueves 7 de octubre, el columnista publicó datos, montos y método de operación que dejó ver una trama de manipulación de dinero público y que era apenas “un asomo del manejo descomunal de dinero público y privado en la era de la 4T en Puebla y evidencia el uso faccioso de programas con tintes políticos”.
Un documento en poder del columnista ostentaba el sello del Partido del Trabajo, en el que Sánchez milita y que le permitió ocupar una de las carteras más codiciadas entre la clase política.
Permitió, además, observar dos pruebas documentales del uso discrecional de los recursos: fue pago en efectivo y recibido por una ayudante de la titular de Bienestar, Karina Torres Suárez, que fue, por cierto, su enlace con medios de comunicación.
Las razones por el congelamiento político que vive la funcionaria de primer nivel puede deberse a otras razones, sin embargo el periodo de ostracismo en el que se encuentra esta activista del PT es coincidente. La caída ocurrirá en cualquier momento.
@FerMaldonadoMX
Parabolica.mx escribe Fernando Maldonado