El grupo de Eduardo Rivera Pérez acaba de cumplir con un apotegma del panismo doctrinario, atribuido a don Luis H. Alvarez, fallecido hace cinco años: ganar el gobierno, sin perder el partido
La muy probable derrota de Genoveva Huerta en la interna panista de este domingo cambió la correlación de fuerzas en ese partido y habría dejado fuera de toda esfera de decisión a quienes forman parte del último reducto del clan que obedeció con fe ciega a Rafael Moreno Valle.
Si la Comisión Electoral del PAN ratifica el triunfo de Augusta Valentina Díaz de Rivera sobre Huerta Villegas este domingo, tendrá diversas lecturas, de entre los más destacados es la elección extraordinaria de 2022 y la constitucional de 2024.
El presidente municipal de la capital, que ya es factor para el año en que deberá haber candidato a gobernador, podría tener un pie en el ascendente peldaño de la política partidaria, sobre todo dentro de tres años.
De paso pone en un plano distinto a los panistas que habían sido humillados o ninguneados en el periodo en que la heredera del morenovallismo despachó en la oficina de Bugambilias.
Nombres del panismo histórico como Ana Teresa Aranda o Francisco Fraile García; pero también a liderazgos como Humberto Aguilar o Rafael Micalco habían sido perseguidos u hostigados desde el gobierno. En su partido, borrados del mapa.
Edmundo Tlatehui, aspirante a candidato a presidente municipal de San Andrés Cholula, es otro liderazgo que vio modificar su posición, pues desde San Andrés y ya como edil operó para hacer tropezar este domingo a la dirigente que no le abrió las puertas para persuadirla de la poca conveniencia imponer a un candidato poco rentable en ese bastión panista.
En la capital, en donde Augusta Valentina Díaz de Rivera obtuvo casi tres a uno, el dirigente municipal panista con licencia y coordinador de la campaña ganadora, Jesús Zaldívar también pudo cobrar diversas facturas, pues como dice el refrán, la venganza es un platillo que se come frío. Debió esperar paciente para hacer perder a Pablo Rodríguez, Jorge Aguilar y Eduardo Alcántara.
Otro gran perdedor es Marko Cortés, el dirigente nacional del PAN que contra todo sentido común, impuso a la candidata perdedora con la idea de generar un equilibrio innecesario en la plaza poblana.
El edil de la capital tendrá el gobierno y el partido. El reacomodo de fuerzas en el PAN está en marcha mientras que la aspirante a la reelección deberá enfrentar una larga noche, atenuada con la dieta legislativa pues regresará a su diputación federal, absolutamente disminuida. Ya sin la red de complicidades, du final está a la vuelta de la esquina.
Parabólica.mx escribe Fernando Maldonado