La muerte definitiva de los dispositivos Blackberry se certificó este martes 4 de enero del 2022, tras más de 20 años de operación. Y aunque no lo parezca, en el recién terminado 2021 existían unos 200,000 usuarios que utilizaban el servicio, nada comparado a los más de 19 millones de personas que lo ocupaban en 2010.

Desde ya, los dispositivos con sistema operativo Blackberry perdieron el acceso a funciones como llamadas telefónicas, envío de SMS y acceso a internet. Es decir, aparatos fabricados por Research In Motion (RIM), que incluye sistemas operativos 7.1, Blackberry 10, PlayBook 2.1 y una treintena de dispositivos de diversas gamas, ahora sí quedarán inservibles.

Estamos ante otro funeral de quien fuera un gigante tecnológico que alcanzó el cielo de la popularidad de los teléfonos inteligentes y que ahora será una empresa de nicho que enfocará sus esfuerzos en soluciones de software y ciberseguridad para empresas.

Como suele suceder en estos casos, en el cosmos digital de la opinología hipermedia, existen comparaciones de otras empresas que se rehusaron a la transformación que exige el mindset digital, como Blockbuster, Atari, Nokia, Olivetti o Kodak, y hoy comparten el mismo destino de Blackberry. Sin embargo, hagamos una remembranza de cómo ganó popularidad este sistema operativo, en aquel entonces Blackberry era el único dispositivo que ofrecía la posibilidad de enviar correos electrónicos y mensajear a contactos a través del «personal digital assistant».

Estas posibilidades impulsaban al sector más empoderado, a la proyección de superioridad tecnológica altamente capitalista: “el dispositivo con el que todo ejecutivo quiere ser visto”, se anunciaba —incluso no por la marca— sino por medios como The Economist o la consultora Gartner.

Al mercado de los teléfonos inteligentes entraron una infinidad de marcas, y iPhone marcaría el principio del fin al que la marca canadiense no pudo adaptarse, pese a que el mismo Barack Obama utilizaba una Blackberry. La empresa se negó y menospreció, incluso públicamente, la utilización de pantallas táctiles para dispositivos inteligentes, aunque después implementó modelos con esta tecnología.

Ni la asociación con la empresa china TLC evitó revertir la tendencia de pérdidas de terreno y coste que tenía RIM, y para 2020 se terminaron los móviles que se fabricaron en sociedad con TLC.

Tal y como lo vivimos en la era de la Web 2.0 y la guerra de navegadores, entre Internet Explorer y Netscape Navigator, estamos ante un resultado producto de la guerra de smartphones.

 

Ecosistema Digital

Carlos Miguel Ramos Linares

@cm_ramoslinares