De la honestidad valiente a la rapacidad sólo existe un tramo breve y corto entre un polo y otro de una línea de tiempo en la que se cuenta la descomposición de un movimiento que asumió que la sola narrativa del combate a la corrupción y los males del pasado sería suficiente para cubrir la basura debajo de la alfombra, lejos del escrutinio.
Es la historia de un ala del gobierno bajo la tutela de Claudia Rivera Vivanco, de la que pronto deberá haber evidencia palmaria de una conducta que tiene clara tipificación delictiva, según el Código Penal: peculado, coalición de servidores públicos, ejercicio ilícito de servicio público y tráfico de influencias, por citar algunos de los probables delitos.
Son diversas las historias que se tejen en torno de esa conducta irregular, algunas de las cuales parecen mito urbano por lo disparatado y podrían dar pie a sendas indagatorias e implicaciones jurídicas si se sigue el hilo de la hebra de una madeja que envuelve personajes con nombre y apellido.
De “cuatroteros”, se habrían vuelto cuatreros si la aspiración reeleccionista hubiera dado resultados positivos en junio de 2021, tal y como estaba en la ruta original de la ex edil que se hizo bajo la sombre de la 4T.
Una de las leyendas habla del día en que quisieron pasar la charola por 1.5 millones de pesos a la directiva del equipo de fútbol de primera división de casa a cambio de una cuenta por cobrar por unos siete millones, lo que habría permitido la condonación de una deuda acumulada en meses.
Quisieron pagar en transferencia y ahí se cayó el negocio. Todo lo querían en “cash”. No dejar pistas, era la consigna.
Habían ofrecido “borrón y cuenta nueva”, como sucedió en los momentos más oscuros de las gestiones municipales del priato rancio, en el que florecieron negocios y fortunas, sin recato alguno. No es la única historia.
Caja chica de unos cuantos, los prostíbulos que funcionan detrás de portones, zaguanes y fachadas de hotel en el centro histórico, llegó a significar hasta 160 mil pesos mensuales para los funcionarios públicos consentidos en ese trienio, lo que habría dado una utilidad de 5 millones 700 millones pesos libres de impuestos, ajenos a la mirada indiscreta y escrutinio alguno.
Pistas para entender la trama, el diputado local que fue regidor de Morena, Iván Herrera Villagómez y su primo, responsable de la Unidad de Normatividad y Regulación Comercial, Fernando Pastor Herrera… y al menos seis primos que fueron sembrados en la estructura municipal para poder extender utilidades jugosas, hasta alcanzar el 1.6 millones mensuales entre antros, bares, restaurantes y prostitución.
Hay actores que no son ajenos a la trama como Andrés García Viveros, presunto violentador de mujeres dispensado por el Gobierno que se dijo estar en contra de esas prácticas, o el secretario general del sindicato, Gonzalo Juárez Méndez, a través de los testaferros sindicalizados, algunos de los cuales presumen autos y propiedades de imposible adquisición sin una actividad al margen de la ley. Esa fue la honestidad valiente de la siempre se se ufanaron y terminaron por deshonrar.
@FerMaldonadoMX
parabolica.mx escribe Fernando Maldonado