La inflación general en Estados Unidos durante enero tuvo su mayor nivel en 40 años, lo que aumentó las expectativas de que la Reserva Federal (Fed) decida pronto un aumento de sus tasas de interés.
El indicador se ubicó en 7.5% respecto al mismo mes de 2021, mientras que frente a diciembre el aumento fue de 0.6%, mayor a lo esperado por analistas.
Los datos desafiaron las esperanzas del gobierno de Joe Biden de que la ola de aumentos de precios, que mina su aprobación pública, mostrara signos de desaceleración en el primer mes de 2022.
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Tras conocerse el dato del Departamento del Trabajo, el presidente se dijo optimista de que la inflación sea controlada para fin de año.
Una serie de factores impulsan los aumentos de precios, desde las políticas de dinero fácil de la Fed destinadas a apoyar la economía durante la pandemia hasta los problemas en las cadenas de suministro, la escasez de componentes y de mano de obra, así como la sólida demanda de los consumidores estadounidenses.
Si bien la Casa Blanca ha intentado controlar la inflación con el anuncio de iniciativas para aumentar la producción de semiconductores, y abordar la supuesta fijación de precios en la industria empacadora de carne, la Fed es la institución mejor ubicada para detener su avance.
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«La verdad es que el presidente puede hacer muy poco para reducir la inflación. La Fed debe aumentar (las tasas) en marzo”, tuiteó Jason Furman, expresidente del Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca durante la presidencia de Barack Obama.
El Departamento de Trabajo atribuyó la nueva alza en especial a los precios de los alimentos, de la electricidad y de los alquileres.
Número:
7.5% fue la tasa anual que alcanzó la inflación en enero
LEG