SERPIENTES Y ESCALERAS

 

Por RICARDO MORALES SÁNCHEZ

laserpientesyescaleras@hotmail.com

El día de ayer, Rafael Moreno Valle Rosas presidió el último desfile del 5 de mayo en su calidad de gobernador constitucional del estado.

Fue precisamente un 5 de mayo de hace seis años cuando el trabajo coordinado con su equipo comenzó a rendir frutos en la lucha que sostenía en contra del marinismo, representado por su candidato Javier López Zavala.

Fue precisamente ese día, hace seis años, cuando las líneas por fin se cruzaron, López Zavala iba a la baja y Moreno Valle subía en las preferencias electorales. Eso quedó registrado unos días después cuando se analizaron las encuestas que llegaron al cuarto de guerra del entonces candidato de Acción Nacional.

Unos días antes, el 28 de abril, Rafael Moreno Valle había dirigido un impactante mensaje en la explanada de la Secretaría de Finanzas ubicada en la 11 Oriente 2224 de la colonia Azcárate.

En ese discurso, Moreno Valle dirigió la arenga que cambió el curso de aquella campaña, cuando ante un grupo nutrido de seguidores, levantó la voz y sentenció: “yo no le tengo miedo a Mario Marín” y le pidió a los poblanos seguirlo para terminar con el marinismo.

La arenga complementada por una adecuada mercadotecnia con los spots de “abre los ojos” lograron el objetivo: Moreno Valle se convirtió en el líder que los inconformes con el gobierno de Marín buscaban.

El desfile del 5 de mayo de ese 2010 dejó en claro que la balanza se comenzaba a inclinar hacia el otro lado, aunque muchos nos negábamos a verlo, ensimismados en la borrachera provocada por los triunfos electorales obtenidos en el 2007 y el 2009.

Las brigadas morenovallista perfectamente bien organizadas tapizaron de publicidad el bulevar 5 de Mayo, el lugar en donde tradicionalmente se llevaba a cabo el desfile conmemorativo a la victoria obtenida por el Ejército de Oriente, sobre el invasor francés.

Las “rafasombrillas” con el colorido logotipo de la alianza Compromiso por Puebla invadieron el desfile, miles de poblanos portaban los utilitarios del adversario del marinismo, quien había ganado a pulso las calles de Puebla. Cuando los brigadistas de López Zavala quisieron reaccionar, sus artículos publicitarios de baja calidad se quedaron tirados en las aceras y se convirtieron en basura.

Mayo fue el mes que comenzó a marcar la diferencia entre López Zavala y Moreno Valle, el resto de la historia se escribió durante el debate celebrado el 16 de junio de ese año.

Toda esta historia viene a colación porque el 5 de mayo pasó en Puebla y la candidata del PRI, Blanca Alcalá, dejó pasar otro momento importante para poder cambiar la inercia de la campaña.

Blanca se fue a Zacapoaxtla, lejos de la capital y del impacto mediático, no supo aprovechar la situación para mandar un mensaje fuerte, de liderazgo, que la perfile entre los electores como esa líder que pudiera detonar el antimorenovallismo.

Solo el voto duro es el que se ha mantenido leal, mismo que no debe de desdeñarse y que fluctúa entre los 600 mil y hasta los 700 mil votos, muy buenos, pero insuficientes para poder obtener el triunfo; Alcalá no ha sabido despertar el clima electoral de molestia ciudadana.

Aunque algún despistado dice que es ingenuo creer que la atención de la gente no se va a desviar por el tema de las fiestas, lo cierto es que sí.

La mayoría de los ciudadanos están metido en este momento en la fiesta, en las escuelas de Puebla no habrá clases hasta el próximo lunes, es un puente largo; incluso, algunos aprovecharon para visitar alguno de los dos puertos cercanos a la Angelópolis (Veracruz y Acapulco). El tiempo corre.

Tal vez la última oportunidad que pudiera tener Blanca sea el debate a celebrarse el próximo jueves 12 aunque, como acertadamente lo señalan algunos analistas, el debate realmente se gana en el postdebate, la penetración entre la sociedad de este tipo de eventos es realmente mínima.

Todo parece indicar que el cierre de campaña, pasando el 15 de mayo, será terrible, lleno de lodo. Debido a esto algo ya es seguro, el ganador de la contienda seguramente condenará al destierro al perdedor.

Los agravios entre los dos principales actores en el tema personal han sido tan duros y lo serán aún todavía más, de tal modo que difícilmente serán olvidados. Esta será la herencia de la campaña del 2016 y todo por culpa de sus asesores externos, ni hablar.

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