Es difícil realizar una reseña objetiva de Avenida Cloverfield 10 sin involucrar spoilers. Aun así, trataré de entrar en materia de la manera más objetiva posible, evitando cualquier revelación que pueda arruinarle a alguien la trama o, al menos, dirigir su atención hacia detalles reveladores.

En la entrega anterior, hablaba de las deficiencias de Desierto (Jonás Cuarón, 2015) como un thriller. Lo anterior, debido a que no tiene una adecuada construcción de personajes que interesen y, por ende, intriguen a la audiencia. Con Avenida Cloverfield 10 sucede lo contario: aunque el trasfondo de esta película puede sonar banal y hasta risible (para cierto tipo de espectadores), el desenvolvimiento de los protagonistas resulta tan acertado que es fácil sumergirse en el misterio, desconfiar de las hipótesis sugeridas y sorprenderse con las peripecias dramáticas.

Me limitaré a resumir en qué consiste la trama de Avenida Cloverfield 10: se trata de la historia de una joven que, tras un accidente automovilístico, despierta en un bunker ubicado en el subsuelo de una granja. Ahí conoce a Howard (John Goodman), el veterano paranoico que construyó dicho refugio como prevención de cualquier clase de catástrofe apocalíptica.

Hasta aquí el resumen que puedo dar de esta película. Aunque intento revelar menos, incluso, que el propio trailer del filme, no es difícil imaginar que toda la tensión dramática versa en descubrir si las teorías de Howard son ciertas o si se trata de un psicótico que ha encerrado a una jovencita con propósitos más siniestros. Esto es, justamente, el mayor acierto de la película, puesto que a pesar de que toda la historia se constriñe a un solo espacio atmosférico (el refugio subterráneo), la mayor parte de los giros resultan ágiles y entretenidos.

Utilizar una sola locación en una película implica, necesariamente, un guion más exigente. La acción dramática y peripecias están supeditadas al propio desenvolvimiento de los personajes. De ahí que deba construirse, con pocos elementos, una historia original, hábil en diálogos y con giros suspicaces que mantengan la desconfianza de la audiencia. Mayormente, el cine hollywoodense (y, con mayor razón, el cine de género como el thriller o la ciencia ficción), suele sostenerse en un bombardeo de escenas de  acción, predominantemente visuales, que prescinden de cualquier pericia argumental. Esto es algo opuesto, claro está, a las grandes obras de dramaturgia, cuyo montaje y desarrollo están sujetos a los límites presupuestales de la producción escénica. De ahí que en las obras de teatro prevalezcan estructuras dialogísticas donde la acción se sostiene, muchas veces, en personajes sólidos y revelaciones dosificadas durante el desarrollo de la trama. Avenida Cloverfield 10 cumple, de hecho, con estas características, de modo que se percibe como una pieza teatral, sagaz en su argumento, aunque con suficiente producción para echar mano de recursos meramente cinematográficos.

Ahora bien, debe entenderse que no toda la película cumple con estos estándares. De hecho, cercano al desenlace, comienza un declive importante que puede decepcionar a cierto tipo de espectadores (no diré a cuáles, a fin de no incorporar el spoiler). No me refiero a que la hipótesis elegida para resolver el conflicto sea mala. Creo, más bien, que se trata de algo propio de la firma J.J. Abrams.  Aun así, siempre he sido partidario de los finales abiertos para las películas que generan demasiada expectativa respecto a su vuelta de tuerca (tómese como ejemplo El Cubo, película de 1998 de Vicenzo Natali). Avenida Cloverfield 10, en cambio, acude a una resolución que resulta poco predecible de tan predecible que es. Más de uno se sentirá profundamente decepcionado o, al menos, desconcertado por el veloz cambio de ritmo y estilo.

A pesar de lo anterior, Avenida Cloverfield 10 funge como un extraordinario thriller que mantendrá al espectador inmerso en su historia y que merece la ovación para un director debutante como Dan Trachtenberg. No puedo dejar de elogiar a John Goodman quien, como era de esperarse, se avienta un papelazo como el paranoico Howard. Gran parte del mérito se le debe a su talento como un actor que sabe engañarnos. Por todo lo anterior, le daremos 8 notas en negro.

 

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