Al sindicalista Javier Sánchez Cansino, autodenominado líder del gremio sindical Libertad, se le acusa de fraude, extorsión, cobro de piso y hasta de tener relación con Antonio Martínez “El Toñín” Fuentes, su paisano.

La más robusta acusación tiene que ver con la ejecución del líder de la Confederación de Trabajadores de México, José Luis Beristain Alejandre, en 2015, luego de una cruenta disputa por el contrato para el traslado de materiales en un tramo de la autopista Acatzingo-Esperanza.

No sólo perdería la vida Beristain Alejandre, sino otros tres adheridos a la CTM. El violento pasaje quedó en el anecdotario y luego vendrían otros episodios, como el que ocurrió en 2020, cuando a punta de pistola pretendió hacerse de la obra de un tramo del Periférico Ecológico, en la capital.

Una fotografía de la época, en la que el PAN –con Moreno Valle- estaba al frente del gobierno del estado y el impresentable Víctor Carrancá en la Fiscalía General del Estado, retrata la forma en la que este sujeto empuña un arma de fuego y otro de sus compañeros golpea con un bate de béisbol en la cabeza a una persona en el piso, ya inconsciente.

El método de operación de Sánchez Cansino ha sido el mismo. Sigue el patrón de comportamiento de otros representantes gremiales en el área de la construcción, que deja ver componendas u omisiones.

Evidentes en la escena están los casos de Oscar Pozos Vergara, de la Confederación de Trabajadores de México; la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (CATEM), dirigido por Elpidio Díaz Escobar; y el Sindicato Nacional Mariano Escobedo, a cuya cabeza se encuentra Daniel Núñez Barrera.

Una radiografía a los gremios de trabajadores de la construcción en el territorio ubica a sus liderazgos en su justa dimensión. Habitualmente manejan grupos de choque para conseguir intimidar y forzar a constructoras con el fin de obtener contratos de obra pública.

En el caso de la CATEM, ya sin representación sindical ni fuerza laboral, ha tenido que importar trabajadores de otros estados para poder cumplir con acuerdos contractuales, lo que termina por poner en riesgo el programa de ejecución de obra.

Símbolo de la corrupción y conducta pandilleril que priva en ese ámbito es el de Rafael Carbarín Ramírez, exlíder del Sindicato Libertad y actual dirigente de una figura ominosa llamada Sindicato 20 de Noviembre.

Carbarín Ramírez fue liberado tras haber estado detenido en el penal de San Miguel en la capital. En febrero de 2018, fue señalado de haber privado de la libertad a diez jóvenes y de dirigir un comando armado de 100 sujetos… Y luego fue soltado.

Este personaje, junto con el protegido de “El Toñín”, Javier Sánchez Cansino, presuntamente ha estado dedicado a la extorsión a empresas de la construcción legalmente constituidas, de las que el autor de la columna decidió mantener en el anonimato.

Lo mismo sucede con ediles de la zona que el propio Sánchez Cansino conoce bien: el Triángulo Rojo, con el pretexto de gozar de la autorización de la administración estatal para monopolizar obras y dádivas.

@FerMaldonadoMX

Parabolica.MX escribe Fernando Maldonado