Desde que apareció en el Zócalo, arropada por un puñado de seguidores, Claudia Rivera Vivanco, anticipó lo que ya es un rumor que adquiere carta de naturalización en la dirigencia nacional de Morena: que la candidatura a la presidencia municipal de la capital en 2024 será otra vez para una mujer.
Esa información de la que dispone la expresidenta municipal es la que ha soltado a cuenta gotas Mario Delgado, el desgastado dirigente del nuevo partido de Estado, símil del PRI propio del pleistoceno en las décadas de los ‘70 y ‘80.
Nada importa que entre las filas del Movimiento de Regeneración Nacional hayan tenido claro que en 2020 y 2021 había perdido la encuesta interna para competir en la elección por el gobierno de la ciudad frente a quien ahora es secretario de Trabajo, Gabriel Biestro Medinilla.
Tampoco es premisa que en el área adyacente a la oficina del dirigente nacional hayan decidido, en ese periodo, echarle una manita para borrar negativos a la entonces alcaldesa que cargaba con índices reprobatorios por un gobierno ineficaz, plagado de arrogancia e insensibilidad.
En la euforia tempranera por volver a competir, como si en 2024 fuera a contar, como el resto de los competidores, de un fenómeno electoral como Andrés Manuel López Obrador en 2018, han descuidado aspectos indispensables.
La reconciliación con esos grupos que resultaron lastimados y que generaron la derrota más escandalosa que haya registrado la maquinaria de hacer votos como Morena, y que generó el efecto de arrastre de otras autoridades que pretendieron infructuosamente la reelección.
El nombre de la derrota tiene nombre y apellido, y se llama Claudia Rivera Vivanco, la resucitada en redes y encuentros por ciudades inteligentes para volver a hacerse visible, aún y por el estrepitoso tropiezo electoral.
La coartada hace una semana fue anunciar su integración al llamado “Frente Nacional a Favor de la Reforma Eléctrica”. El impulso resulta dudoso: no fue capaz siquiera de defender su aspiración reeleccionista. De lo que hay certeza es la presencia e influencia de la madre de la aspirante reincidente: Eloísa Vivanco, responsable, paradójicamente, de la Comisión de Honestidad de Morena.
La responsabilidad también recae en el dirigente Mario Delgado. Desde antes de la definición en Morena, se sabía que la candidatura en la persona de la presidenta municipal en funciones era insostenible por la reprobación ciudadana.
No sólo por el gesto chocante de pretender una reelección en tiempo de la #4T, sino porque el pésimo desempeño en la esfera de gobierno y el cúmulo de ineficaces, improvisados y adictos al dinero público había devaluado la marca del partido y el nombre de la pretendida aspirante.
Con matices, las encuestas serias de casa y las de la oposición coincidían en un tema crucial: la candidata de Morena a la reelección en la plaza más peleada perdía por dos dígitos en los comicios de junio de 2021, frente al rival Eduardo Rivera Pérez.
Los pronósticos demoscópicos acertaron: Claudia Rivera entregó la plaza al Partido Acción Nacional cuando en otras latitudes el partido en el poder aventajaba con holgura a la oposición.
Con esas cartas credenciales buscará volver a aparecer en la boleta. Mario Delgado lo sabe, y la dejó correr otra vez como sucedió en 2021.
@FerMaldonadoMX
Parabólica escribe Fernando Maldonado