La industria de la tecnología es otro gran sector que aún está muy lejos de lograr paridad de género. En los últimos años, Estados Unidos, logró aumentar un 47% el porcentaje de mujeres en la fuerza laboral, sin embargo; para la industria tecnológica representó un porcentaje significativamente más bajo, según la ONU.
Un ejemplo de lo anterior, son dos grandes empresas siliconianas, Microsoft que emite un informe según su plantilla laboral y Amazon que se abstiene de ello; la primera emplea apenas un 29% de mujeres en fuerza laboral total y la segunda un 45%. Sin embargo, en términos reales de ocupación el porcentaje representa mucho menos, pues ocupan menos de 1 de cada 4 puestos técnicos.
Según difunden los mismos medios norteamericanos, en términos de liderazgo las mujeres ocupan apenas el 26% de los puestos ejecutivos de alto nivel y de gestión, porcentaje que se encuentra demasiado apartado de la paridad. En Microsoft, el 26% de sus líderes son mujeres mientras que el 28% de los puestos ejecutivos en Google son liderados por mujeres y 31% en Apple. El oligopolio tecnológico de Facebook reduce la brecha apenas unas décimas con un 34% de mujeres líderes ejecutivas.
Una vez más, la falta de iniciativa de igualdad salarial, así como el hostigamiento y la discriminación son el lastre de la industria tecnológica para mantener un alto porcentaje de ocupación de mujeres en la industria global, así lo señala un reporte realizado por Statista.
Los esfuerzos por eliminar, o al menos, disminuir la brecha de género aumentando las oportunidades y posibilitando a la mejora tecnológica constante desde el punto de vista de la innovación y la ciencia, quedan en eso; en esfuerzos que aún no reflejan una paridad con el objetivo de fortalecer las capacidades de las personas y los procesos institucionales.
En los últimos años y derivado de la pandemia, la tecnología ha sido protagonista en un mundo de constante cambio que exigen nuevas oportunidades laborales y que el modelo económico queda a deber en la brecha de género, siendo el gran pendiente en los objetivos globales de la inclusión y la alfabetización. Es decir, existe un sesgo de género desde la infancia derivado de los estereotipos, roles en las dinámicas sociales, falta de referentes y estructura patriarcal hegemónica que limita a las mujeres para graduarse en ciencia, matemáticas, tecnología o ingeniería.
Es cierto que hace un siglo todo era distinto, pero en ese mismo sentido nos debe impulsar a reconocer que el avance ha sido lento.
Ecosistema Digital
Carlos Miguel Ramos Linares
@cm_ramoslinares