La Cuarta Transformación goza de cabal salud y se encamina para mantenerse en el poder público. Los números en Puebla confirman, además, que quien aspire a competir en 2024 deberá tocar una sola ventanilla: la de Miguel Barbosa.

Tirios y troyanos; morenistas y hasta albiazules saben que a partir del resultado del domingo el factor Barbosa es determinante para la ruta sucesoria.

El número de votos que se obtuvieron en la Consulta Popular no admite réplica, ni juicio subjetivo. Vayamos al pasado reciente: en 2019, en la elección extraordinaria en la que el inquilino de Casa Aguayo compitió con Enrique Cárdenas, con su coalición opositora integrada por el PAN y PRD principalmente, pero también el PRI que cobijó a Alberto Jiménez Merino, obtuvo 780 mil votos.

Sólo en esta jornada, con un tercio de casillas, López Obrador recibió el voto aprobatorio de 840 mil poblanas y poblanos. En números absolutos, AMLO obtuvo más de 60 mil votos por arriba de la oposición en aquel 2019.

Sin despeinarse, literal, Morena arrasó con un robustecido López Obrador, a despecho de sus odiadores, anidados en las redes sociales.

Quizá por ello es que los cuadros dirigentes de otros partidos como Acción Nacional, Revolucionario Institucional y de la Revolución Democrática decidieron guardar sus misiles declarativos para la discusión, en el pleno de San Lázaro para el Domingo de Resurrección, de la Ley Eléctrica. Decidieron dejar de lado lo ocurrido el súper domingo de consulta, pues la batalla la saben perdida.

La viabilidad electoral deriva del aprecio que la sociedad tiene con el tabasqueño, permanentemente descalificado por un segmento social que se resiste, o deliberadamente no ve al otro país, el que había sido ninguneado y utilizado para fines innobles de la clase política echada del poder.

Pero también cruza por la visión de un gobierno auténticamente de izquierda que ha mantenido desde su llegada a Casa Aguayo Miguel Barbosa. Visto en perspectiva, el tránsito de un sexenio a otro para para la llamada 4T está casi asegurado.

El análisis de los números permite anticipar que Barbosa se ha colocado como el artífice de la viabilidad para Morena más allá del 2024.

Él o la candidata deberán tocar esa puerta para tener oportunidad de tránsito. Ignacio Mier, Alejandro Armenta, por ejemplo, que son los perfiles más visibles en el partido en el poder.

Otros miembros de la clase política, como el priísta Enrique Doger; la panista, Genoveva Huerta; y hasta el edil de la capital y mejor cuadro del panismo para 2024 han dibujado ese escenario y han buscado tender puentes de entendimiento y señales de paz.

López Obrador ponderó, en su conferencia de prensa de la mañana, el logro de los poblanos. En 2024 podrá marcharse tranquilo de Palacio Nacional porque en Puebla habrá Morena para rato, hasta 2030, por lo menos.

Miguel Barbosa habrá cumplido a su líder, como el mismo mandatario lo ha definido. También podrá retirarse, como él lo ha machacado, a degustar una buena torta de la Lonja, en su natal Tehuacán.

 

@FerMaldonadoMX

Parabólica.mx escribe Fernando Maldonado