Si durante el domingo de resurrección en que el Congreso mexicano le dijo “no” por primera vez a un Presidente de la República con sus pretensiones de modificaciones constitucionales se permitió advertir quien no carece de méritos parlamentarios y fortalezas políticas, también se pudo ver otros perfiles con talentos probados.
Se ha reiterado que la Cámara de Diputados tiene entre todos sus grupos parlamentarios a un conjunto de legisladoras y legisladores con un promedio de capacidades bastante regular que apunta a la mediocridad. Esa percepción pudo ser confirmada con incontrastable realidad durante el debate suscitado a propósito del frustrado proyecto de dictamen de reforma a la Ley Eléctrica del domingo pasado.
Desde el momento que los coordinadores de los grupos legislativos del PRI, PAN, Verde, Movimiento Ciudadano y de Morena se dejó en claro que en ese ámbito hace falta un auténtico tribuno con capacidad y oficio político, con talentos retóricos que como lo hicieron en su momento los ex perredistas Porfirio Muñoz Ledo o Javier El Güero González Garza, el panista Juan José Rodríguez Prats o el mexiquense Emilio Chuayffet Chemor.
En medio de ese contexto dominguero en el legislativo en el que privó la pobreza argumentativa, el lugar común y la falta de capacidad retórica y técnica fue notable y refrescante la pieza oratoria de la poblana Blanca Alcalá Ruiz a quien en Puebla le regatean méritos y fortalezas.
No sólo por que la ausencia de sororidad es una realidad en el género que pondera cada 8 de Marzo condiciones de desigualdad, sino porque es condiciones de la clase política local en donde anida la envidia y la maledicencia.
Fue la única poblana que en tribuna demostró que posee dotes argumentativas y disposición para el debate serio a partir de dos fortalezas: conocimiento técnico y retórica fluida.
La coalición opositora a la Cuarta Transformación tiene ahí una carta para poder utilizarla en 2024, si es que el mejor cuadro local que posee en la persona de Eduardo Rivera Pérez, edil en la capital, tiene dificultades para transitar en el momento de la definición panista.
Muchas cosas deberán suceder desde el domingo de resurrección en que paradójicamente recibió sepultura el documento de reforma de López Obrador, hasta el momento decisorio partidario para competir en la sucesión dentro de dos años en Palacio Nacional y Casa Aguayo.
Nada está escrito en política pero a la luz de lo sucedido en la Cámara de Diputados fue bastante evidente que los legisladores poblanos en general son bastante pobres en talento, oficio y capacidad política en todos los grupos legislativos, sin excepción.
La ex presidente municipal de la capital que acumula horas de vuelo en la política partidaria en la filas del PRI. Fue la excepción que contrastó, en detrimento de los apetitos políticos de sus correligionarios, pero también en quien dentro de la coalición Va por México acarician la idea de competir en la justa electoral de 2024.
Si como sugieren algunos analistas “la tómbola” en Morena cambia para impulsar a una mujer a la candidatura al gobierno de Puebla, en la otra trinchera deberán tomar en serio a quien ya compitió contra las fuerzas del mal del grupo del ex gobernador Rafael Moreno Valle que entronizó en el poder durante la minigubernatura a un incondicional como Antonio Gali Fayad y un largo etcétera de oportunistas.
Pensar que no es posible volver a competir con la ex embajadora de México en Colombia reitera que la aldeana política es así, mediocre y pequeña.
@FerMaldonadoMX
parabolica.mx escribe Fernando Maldonado