Tranquilidad. en lomas de san miguel era conocido pedro negrete por arrasar, junto con otros 5, con todo a su paso; luego de su desaparición los colonos se sienten más seguros, pues los robos acabaron
Por Guadalupe Juárez
Pedro Negrete Orea –de 38 años de edad, uno de los seis levantados en la colonia de Lomas de San Miguel que fueron ultimados presuntamente por órdenes del empresario Jorge Aduna Villavicencio, como parte de una venganza– había dejado a un lado los actos ilícitos, pero algo “provocó que recayera”, relata Rigoberto, un trabajador de un taller mecánico en la colonia Lomas de San Miguel.
“Todavía lo vi antes de que desapareciera, ya andaba trabajando. No sabemos qué lo llevó a volver a robar, y ese robo, dicen, le costó la vida”, agrega.
—¿Cómo saben que se dedicaban a robar?
“Andaba con otros cinco aquí en la colonia; con lo que pudieran arrasaban. Creo que lo único que no hacían era el robo de autopartes, eso no. A veces estábamos aquí platicando y él decía que ya se encontraba bien, regenerado, que ya no le gustaba esa vida”, señala.
Así, como las cenizas de los cadáveres, la razón de los pobladores se desperdigó con el viento.
Acechados
Los seis rostros en los periódicos y el nombre de la colonia en los encabezados con la palabra desaparecidos fueron la alerta.
“Andaban diciendo que los levantaron por robar. Eso ya se decía cuando desapareció Luis Ángel Gutiérrez y Pedro, que eran albañiles y herreros.
“Pero se decía que ellos andaban en malos pasos”, declara Sotero Limón Herrera, padre de Román Limón Gómez, uno de los desaparecidos y que, de acuerdo con las pesquisas de la investigación de la Fiscalía General del Estado, no estaba implicado en el robo a la casa de un familiar del empresario gallero que decidió investigar a los responsables, secuestrarlos y matarlos.
El personal encargado de la seguridad de Aduna Villavicencio se encargó de vigilar por semanas la calle Juan Rojas Flores.
La información con la que ellos contaban era que un iPad hurtada de la familia Villavicencio circulaba entre los delincuentes, así que en una camioneta negra esperaron en una esquina durante varios días sin que alguien se percatara.
“Ya nos vigilaban. Y supongo que veían que mi hijo (Román) saludaba a Pedro y a El lechero (Marco Antonio Cuautle Cuautle). Ese era el error de mi hijo, platicar por horas con ellos. Yo le decía ‘métete, no estés con ellos’. No me hizo caso, decía ‘estoy cotorreando, no tiene nada de malo hablar con ellos’.
“Y no tenía nada de malo. Nosotros también saludábamos a todos. Nunca había pasado que te robaran o fueran groseros, se juntaban ahí en la esquina en donde está el nombre de la calle. Creo que sí vieron a mi hijo saludarlos”, lamenta Sotero.
85 días después de la última desaparición, la Fiscalía esclareció las seis desapariciones en la colonia Lomas de San Miguel. Los seis fueron asesinados y calcinados.
El 19 de octubre, Marco Antonio Cuatle Cuatle, de 37 años de edad, repartía leche en la colonia en una camioneta tipo Pick Up, fue la última vez que lo vieron. Nueve días después, cuando Román Gómez conducía su vehículo Pointer, dos camionetas lo interceptaron y una persona armada lo obligó a irse con él.
Poco más de un mes, el 12 de noviembre, un grupo de hombres que parecían “ministeriales” se llevó a la fuerza a Luis Ángel Gutiérrez, de 19 años de edad, y a Pedro Negrete Orea, de oficio albañil y herrero, respectivamente.
No supieron más de ellos. La misma suerte corrieron Bryan Gerardo, de 17 años y Rogelio Rivera, de quien se desconoce su edad, ambos se empleaban en un crucero como limpiaparabrisas, hasta que desaparecieron el 27 de noviembre pasado.
Desde noviembre, cuando desaparecieron Bryan Gerardo y Rogelio Rivera, el robo a transeúnte disminuyó.
Las bandas – sin nombre– desaparecieron. Quienes, se presume, se dedicaban a robar, tienen miedo y prefieren no delinquir en la zona, aseguran los vecinos.
Pero el rastro de la inseguridad se quedó en grafitis indescifrables que, pareciera, marcan territorio, uno disputado por varios grupos dedicados a robar, sostienen los colonos.
¿Hubo o no robo?
La averiguación previa AP/001/2016/FISDAI y las diapositivas presentadas por la Fiscalía General del Estado de Puebla como parte de la resolución del caso nunca señalan cuándo, dónde, ni de cuánto fue el botín que presuntamente habrían obtenido por el robo que motivó la venganza del empresario Aduna Villavicencio.
La información oficial emitida el pasado 20 de febrero indica que “algunos” de los ultimados participaron, pero no precisa nombres. Lo único que señalan es que no había una denuncia que comprobara la comisión de un delito.
Versiones extraoficiales indicaron que los delincuentes habrían atascado sexualmente a un familiar de Adunas, a quien violaron sexualmente. Otros decían que sólo robaron y eran sus “familiares”. Las autoridades no ahondaron en los detalles.
Los vecinos no conocen a todos los que fallecieron, pero afirman que la colonia es más segura, aunque dos de los seis no eran delincuentes.