/ @revistapurgante
La mayoría de las personas piensan que la esclavitud es un tema del pasado. Sin embargo, nuestra época es testigo de un nuevo tipo de esclavitud: la trata de personas. La trata de personas es un delito que se define como la acción de captar, transportar, trasladar o acoger personas recurriendo a la amenaza o uso de la fuerza con fines de explotación. La explotación sexual es la modalidad más común, pero también se presenta en forma de trabajo forzado, la mendicidad o la extracción de órganos. México actualmente ocupa el cuarto lugar a nivel mundial en prácticas delictivas, entre las cuales destaca la trata de personas. En los últimos cuatro años, los casos de víctimas se incrementaron en un 40%.
La trata de personas es un delito y violación a los derechos humanos con presencia en todo México, siendo un país de origen, tránsito y destino de víctimas de seres humanos con fines de explotación. Las cifras oficiales muestran que existe un incremento paulatino, pero considerable, de la trata de personas en todas las entidades federativas. Aunque el fenómeno está presente en todo el país, la región central y las ciudades fronterizas son los puntos más críticos donde se registran las tasas más altas de este delito. No obstante, las cifras se quedan cortas debido a que la mayoría de los casos no son denunciados por falta de confianza en las autoridades y el miedo a denunciar.
Los factores que propician la trata de personas son la desigualdad, la pobreza, la impunidad del delito, la invisibilidad del fenómeno y la cultura machista que favorece la violencia contra la mujer. Los tratantes se aprovechan de la vulnerabilidad de las personas para manipularlas, engañarlas o forzarlas prometiendo usualmente mejores oportunidades laborales y un futuro mejor. Después de las ofertas de empleo engañosas, el enamoramiento es la táctica más común para atraer a las víctimas. La trata de personas afecta a cualquier grupo poblacional, pero las mujeres siguen siendo el mayor grupo de incidencia. En este contexto, la desaparición de personas en México está íntimamente relacionada con la trata de personas.
La trata de personas es un fenómeno que pasa desapercibido, pero no es nuevo. Posee sus raíces históricas en el proceso de esclavitud y establece conexiones directas con el comercio de armas y el narcotráfico. Las redes de trata se han ido adecuando al contexto nacional relacionado con el desarrollo del crimen organizado, la pobreza, la pandemia y el tránsito de migrantes. Durante la pandemia disminuyó el interés y la atención a la trata de personas, lo que ha permitido a grupos dedicados a este crimen que operen con más libertad. Además, la pandemia exacerbó la vulnerabilidad de muchas personas frente a la trata e incluso los tratantes se adaptaron a las circunstancias cambiantes al utilizar las plataformas de internet como medio para enganchar a las víctimas.
Los mayores obstáculos en la lucha contra la trata de personas han sido son la normalización, la impunidad y la falta de prevención. El gobierno de México no cuenta con una política pública preventiva que haga frente a esta problemática desde sus causas estructurales. No existe un esfuerzo por analizar el marco jurídico nacional y llenar los vacíos legales que permiten este delito. Al ser una actividad que involucra a grupos delictivos y autoridades corruptas, la elaboración de políticas públicas para erradicar este delito se ve obstaculizada. El incremento en el número de víctimas ha visibilizado las profundas carencias en los mecanismos de erradicación del delito.
La trata de personas es el resultado del fracaso de la sociedad y el gobierno en la protección de quienes son más vulnerables y de hacer valer los derechos en el marco de las leyes nacionales e internacionales. Si bien la corrupción y la complicidad oficial en los delitos de trata de personas siguen siendo preocupaciones importantes, organizaciones de la sociedad civil luchan todos los días para implementar estrategias para concientizar, prevenir a poblaciones vulnerables y capacitar a ciudadanos en puntos clave. Las campañas de prevención, educación y sensibilización públicas son esenciales en la mitigación de este delito. Con ojos en todas partes, se podrá visibilizar las graves violaciones de derechos humanos que sufren las víctimas de esclavitud moderna e interrumpir la historia de trata en nuestras ciudades.
Por Alessia Ramponi / @aleramponi