La manifestación que encabezó un grupo de jóvenes estudiantes rechazados de la BUAP en el zócalo de la ciudad puso al descubierto el talante que existe en el gobierno de Eduardo Rivera Pérez respecto a la movilización social legítima.

Por un momento, los elementos del cuerpo de granaderos -toletes y escudos e mano-, estuvieron a punto de provocar la escena que hubiera dado la vuelta al país en un intento por evitar la presencia de los muchachos en el zócalo capitalino, como ha sucedido con los líderes ambulantes que tanto daño provocaron a las normas de convivencia en el Centro Histórico y la imagen urbana.

Colocar en el mismo plano a los 15 muchachos, cuya frustración por no haber alcanzado a ingresar a la casa de estudios los llevó a protagonizar la protesta, y cabecillas del ambulantaje que llegaron a comerciar droga y sexo, entre otros servicios y productos, también refleja un criterio absolutista.

Ahí están los otros encargados de la gobernabilidad en la capital, subrayadamente en Jorge Cruz Lepe, secretario de Gobernación, y María del Consuelo Cruz Galindo, de Seguridad Ciudadana.

Sólo regímenes totalitarios o fascistas han implementado como política pública el “0 tolerancia” a movilizaciones similares a la observada en la capital del estado; desde Nueva York, con Rudolph Giuliani entre 1994 a 2001, hasta la España de Francisco Franco en 1936.

Dispuestos a cumplir a raja tabla la orden de mantener sin presencias incómodas el primer cuadro, este martes exhibieron de qué están hechos.

En ese afán de cumplir con corregir el rumbo después de haber padecido un gobierno permisible y omiso como el de Claudia Rivera Vivanco, la militante de Morena que se duele de violencia política cuando se le recuerdan las obsolescencias de su administración, el gobierno municipal que se ha propuesto “corregir el rumbo” llegó al exceso: criminalizar a un grupo reducido de muchachos movidos por un impulso auténtico.

En un ambiente de tensión, los granaderos llegaron a hostigar e intimidar a los tempraneros manifestantes que ya habían hecho un primer intento por instalar su plantón a la medianoche del lunes.

No sólo fueron los transeúntes quienes advirtieron de la campaña de intimidación, sino la prensa que cubre las conferencias de prensa mañaneras del edil en el Palacio Municipal.

Fue la presencia de los medios lo que evitó que la mañana del martes asistiéramos a un evento que habría puesto al descubierto la intransigencia del equipo de trabajo de Rivera Pérez respecto de la presencia de ésta, que acaso sea la primera y auténtica manifestación de un grupo inconforme, a diferencia de las que los habitantes de la capital han atestiguado.

En el pecado llevaron la penitencia. No sólo quedaron exhibidos como conspicuos miembros de esa agrupación facistoide de ultraderecha, El Yunque, de la que tanto se abochornan.

También queda de manifiesto que el diálogo, la inteligencia y la estrategia para persuadir no está entre los instrumentos para hacer gobierno en un contexto particularmente complejo, en el que ya no hay sitio para los radicalismos.

 

@FerMaldonadoMX