La maliciosa sonrisa de dos de los tres personas en la fotografía en poder del columnista, además de la mirada fija del tercer personaje con cubrebocas obliga a una sola lectura.

Se trata de Jorge Méndez Spíndola el adulto mayor que el sábado previo abofeteó al diputado del Movimiento de Regeneración Nacional, Fernando Sánchez Sasia, embozado y de mirada dura.

En medio del personaje y Rosa Márquez, el coordinador de los diputados de Morena, Ignacio Mier Velasco. Ambos sonríen complacidos.

Mier Velasco, Méndez y Márquez son viejos conocidos desde los tiempos en que Enrique Doger Guerrero fue rector de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, en dos periodos que abarcaron de 1997 a 2005.

Socios, Mier y Doger siguieron su camino del gobierno central de la universidad pública en el estado a la presidencia municipal de la capital, entre 2005 y 2008.

El primero de ellos fue esquirol al servicio de la campaña panista que impulsó a Martha Erika Alonso Hidalgo, fallecida junto con su consorte, en diciembre de 2018.

El infortunio de ese año impidió que el ex candidato priista, que tiró lodo desde su trinchera contra el candidato de Morena, Miguel Barbosa, cobrara su cuota en la Secretaría de Salud del naciente y efímero gobierno en la entidad.

Doger Guerrero fue uno de los muchos damnificados de la caída del helicóptero, pero mantuvo la última veladora encendida con su socio en la 4T.

En tanto, los Méndez-Márquez han revivido en Morena una vieja y encarnizada pugna desde que en el Partido de la Revolución Democrática peleaban como miembros de la bejeranista corriente Izquierda Democrática Nacional, el control a la que dirigió el propio Barbosa y Los Chuchos, Nueva Izquierda.

La imagen del momento no deja lugar a ninguna duda. El contexto sugiere lo obvio: la conjunción de intereses políticos que une al ex priista Mier Velazco y a este matrimonio, cuyo pasado está ampliamente documentado en espacios de opinión y análisis.

La violencia ejercida el sábado por Méndez Spíndola en contra del legislador morenista en un evento de la gobernante de la Ciudad de México, Claudia Sheimbaum Pardo no debió estar en el libreto trazado por este trío de viejos aliados.

Si antes se había arrogado la vista a Puebla del Canciller Marcelo Ebrard el 6 de abril, para placearse entre los empresarios en el Centro Mexicano Libanés, debió hacer un dificultoso viraje de último momento.

En la nueva trama, juega otro factor: Ignacio Mier busca congraciarse con Sheimbaum y eso explica la urgencia de subir a su cuenta de Twitter la fotografía en la que escribió: “Tuve el gusto de acompañar a la Jefa de Gobierno (…) a la ceremonia de salida del 1er. tren proveniente de China (…)”.

Sólo el tiempo determinará si el trabajo de contención fue suficientemente solvente como para librar la sospecha política de su perfil detrás del acto delictivo de agresión física de un militante de Morena en Puebla ese sábado 16 de julio.

A menos que como con ocurrió con su ahijada política, Nelly Cadena, la diputada detenida con un arsenal para el mercado negro en febrero de 2021, el coordinador de Morena en San Lázaro, diga no conocerlos.

 

@FerMaldonadoMX