“Ponme la mano aquí, Macorina, ponme la mano aquí!” Así es como recuerdo a María Isabel Anita Car­men de Jesús Vargas Lizano, mejor conocida como Chavela Vargas, quien fue un personaje fuera de serie. Pensa­ba entrevistarla en alguna ocasión, pe­ro esto no fue posible, sólo para pregun­tarle ¿dónde quería que Macorina le pu­siera la mano?

En el marco de una década sin ella, cinco reconocidas artistas femeninas de gran nivel suben al escenario para dar vi­da a Chavela y sus Mujeres, Un Homenaje a Chavela Vargas. Dos únicas presentaciones se llevarán a cabo el jueves 29 y viernes 30 de sep­tiembre

Acompañadas del Mariachi Gama Mil y Los Macorinos, Ofelia Medina, Eugenia León, Ely Guerra, Ximena Sariñana y Ma­risoul serán las encargadas de conjurar la esencia de una de las presencias escénicas más importantes en el mundo, quien fue amiga de figuras como José Alfredo Jimé­nez, Frida Kahlo, Pedro Almodóvar y Joa­quín Sabina.

Con una vida dura tras el abandono de sus padres, padeció poliomielitis, mujer golpeada quien se ganó el pan trabajan­do como empleada doméstica hasta que en un programa de radio pudo mostrar su talento, de la mano de su padrino musical José Alfredo Jiménez, quien se convertiría en su compañero de parrandas.

Una mujer que para su tiempo desa­fío todo y a todos. ¿Quién no recuerda que fue vetada de Televisa, según el documen­tal Chavela, dirigido por Catherine Gund y Dareska Kyi, la cantante costarricen­se-mexicana le habría dado baje con su damita al mismisisísimo Emilio Azcá­rraga Milmo, El Tigre, quien en ese mo­mento tenía una relación con Arabella Árbenz Villanova, hija del expresidente de Guatemala, Juan Jacobo Árbenz.

El Tigre, con todo el poder que en ese tiempo tenía y a los 24 años de su no­via, le apoyó para que debutara en la pe­lícula Un alma pura, sin darse cuenta que Chavela le andaba pedaleando su bicicle­ta, pero dio su merecido: mo­vió sus influencias para que Chavela fuera vetada en disqueras, radio y televisión; Arabella fue expulsada del territo­rio azteca.

Fue hasta 1997, a la muerte de Azcá­rraga Milmo, que la cantante regresó a México y donde empezó a presentarse en conciertos hasta su muerte, en 2012 en un hospital de Cuernavaca, Morelos, a los 93 años debido a diversas complicaciones cardíacas y pulmonares.

Otra de las leyendas urbanas que hay sobre ella es su supuesto amorío con Fri­da Kahlo, de hecho la química que tuvie­ron fue tan grande que vivió en La Ca­sa Azul, junto a la pintora y el muralista Diego Rivera.

Nunca se confirmó su relación, porque de hecho se hablaba de que Kahlo y Die­go Rivera tenían una relación abierta, in­cluso aunque en el tiempo que se conocie­ron Frida estaba en cama fue allí cuando La Chamana le dedico dos rolitas: Paloma Negra y La Llorona.

La también llamada Dama del Poncho Rojo se dio el gusto de expresar a los cua­tro vientos que era lesbiana a los 81 años, en 2000, durante una entrevista.

 

La columna de esta semana ha terminado pueden ir en paz.

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