En San Clemente, California, las olas se confunden con las vías del tren. El fenómeno es causado por la erosión y la desaparición de las playas. Esta situación alarma a vecinos de la zona, surfistas y turistas que disfrutan de este destino.
En esta ciudad del sur de California, el océano avanza tierra adentro inexorablemente. Frente al terraplén de la vía por donde pasa el Pacific Surfliner, un tren conocido por sus excepcionales vistas, la playa, que hace pocos años se extendía más de cien metros, se ha evaporado.
Sin esta protección natural, las olas de la tormenta tropical ((Kay cursivas)) en septiembre provocaron el desplazamiento del suelo bajo las vías.
La vía, por la que cada año circulan 8,3 millones de pasajeros entre San Diego y San Luis Obispo, está ahora cerrada por obras de emergencia.
El balneario Cyprus Shore, un enclave de un centenar de villas de lujo donde el expresidente estadounidense Richard Nixon tuvo una mansión, está amenazado.
Sin la playa para proteger esta localidad, el corrimiento de tierras sobre el que se construyó está abocando lentamente algunas casas hacia el mar.
El aparcamiento del acantilado se está derrumbando y dos villas con paredes agrietadas son ya oficialmente inhabitables.
“Valían al menos 10 millones cada una”, suspira Lang. “Llevamos años dando la voz de alarma, sin éxito”.
La zona es un paradigma de lo que está en juego a lo largo de los 2 mil kilómetros de costa de California, afirma el teniente de alcalde de San Clemente, Chris Duncan. “Toda la costa de California está amenazada por el cambio climático y la erosión”.
Este fenómeno natural se ve agravado por la subida del nivel del mar, causada por el deshielo de los glaciares, y el aumento de la fuerza de las olas debido al calentamiento de los océanos.
Para 2050, el agua del océano puede cubrir entre 8 y 10 mil millones de dólares en infraestructuras en California, y otro conjunto de inmuebles valorados entre 6 mil millones y 10 mil millones estarán en una zona de peligro de marea alta, según un estudio publicado a finales de 2019 por la oficina del Legislativo estatal.
En San Clemente, las autoridades locales de transporte están tratando de asegurar las vías. Cada día se colocan toneladas de rocas para reforzar el suelo por el que pasan las vías del tren. Está previsto que las obras duren 45 días y cuesten 12 millones de dólares.
A largo plazo, “la mejor solución sería alejar (las vías) de la costa”, dijo a la AFP Joseph Street, geólogo de la Comisión Costera de California. “Pero eso es obviamente un esfuerzo enorme y costoso”, dijo, sin hablar del futuro de las viviendas.