Es maestra en Administración Pública, exfuncionaria en los gobiernos de Rafael Moreno Valle, Antonio Gali Fayad y un suspiro con Miguel Barbosa, en la Dirección de Notarías, hasta que cayó y ratificó su afición por el panismo, su origen medianamente disimulado para transitar en la 4T.

Se trata de Margarita Mena Caritá, quien como directora de Quejas de la Dirección de Archivos y Notarías en la Secretaría General de Gobierno, en el periodo de gobierno del panismo de Moreno Valle-Gali Fayad, conoció del mercado negro de las patentes notariales.

Ejemplo de esa millonaria venta de garaje durante décadas es lo sucedido en la Notaría número 1 de Izúcar de Matamoros, cuyo titular fue Efraín Trujeque Martínez, un viejo mapache electoral de la década de los ‘80 al servicio del Partido Revolucionario Institucional.

En su columna Sin Límites, el periodista Raúl Torres Salmerón definió así a quien ostentó el cargo de notario público en la puerta de la Mixteca: “Trujeque, originario de Puebla Capital, se desempeñó como Diputado Federal, Director de Tránsito y Secretario Particular del entonces Gobernador Guillermo Jiménez Morales.

“Era reconocido por tirios y troyanos como un gran operador político y se convirtió en un maestro para varias generaciones de políticos poblanos”.

Antes de fallecer en 2019, el viejo alquimista electoral buscó comprador para la patente a la que puso precio ante un conjunto de interesados de esa oferta de ocasión: 2.3 millones de dólares, que al tipo de cambio hace unos cinco años significaba erogar unos 40 millones de pesos, con todo e inmueble, ubicado en la Calle De la Constitución número 6, en pleno centro de la ciudad.

Las reformas a la Ley del Notariado y sus leyes reglamentarias que impulsa el gobierno de la Cuarta Transformación desmontará ese aparato ilegal que no sólo fue alentado por gobernadores del PRI y PAN, sino aceitados con dinero de dudosa procedencia para adquirir patentes notariales como productos chafas en mercado de pulgas.

El caso de Trujeque Martínez ilustra: dejó sembrados a Pedro Fernández Carrera en la Notaría número 2 de Chiautla de Tapia, quien –según fuentes en círculos de abogados- maneja al mismo tiempo la patente de Izúcar; y en la Notaría número 2 en Atlixco despacha una persona del primer círculo familiar.

La propia Margarita Mena es beneficiaria de ese mercadeo mal disimulado, pues ejerce en la Notaría número 1 de Zacapoaxtla, luego de haber servido también bajo el mando de Diódoro Carrasco Altamirano, otro priísta converso al panismo, conocedor profundo de ese periodo en el que dinero y política eran simbiosis.

Esta exservidora pública, que desde su cuenta de Twitter celebra y reproduce mensajes como el de Diego Fernández de Ceballos, el panista furibundo enemigo del presidente Andrés Manuel López Obrador, no estuvo ajena al manoseo obsceno de la fe pública.

Caso habitual en alguien que transitó con facilidad de un cargo a otro en un régimen caracterizado por la inmundicia y que abraza mensajes llenos de esperanza por un pasado que ya fue, para lo que sólo hace falta asomarse a sus redes sociales.

 

@FerMaldonadoMX