Hace casi 14 años que acudí a cubrir por primera vez una conferencia del ahora diputado federal Gerardo Fernández Noroña.

Su presencia, en un salón de aquella Facultad de Humanidades, causaba estupor por lo que iba a decir, por el estilo que ya manejaba y porque nadie en su sano juicio se atrevía a criticar al gobernador en turno, su séquito y mucho menos, al otrora partidazo.

Noroña llegó y se sentó como uno más entre los jóvenes, usaba el mismo lenguaje que todos. En aquellos tiempos tenía el mismo tono estridente, pero aún era un hombre claridoso, con ideas de avanzada y que sembraba semillas entre sus oyentes. Rijoso sí, pero lúcido. El político ya creaba su personaje, o sentaba las bases de lo que actualmente es, una especie de guerrillero de la 4T, con un sinnúmero de falencias y contrariedades al hablar de su congruencia como político.

Sin embargo, desde un tiempo para acá, en medio de la polarización del país (atribuida en la actualidad al presidente Andrés Manuel López Obrador, pero cimentada en las campañas de odio pagadas por empresarios en aquel terrible 2006), su figura ha sido deleznada por ciertos sectores que lo ven como a un degenerado, un loco que en cada uno de sus movimientos hay posibilidad de criticar a la 4T. Por ello Fernández Noroña es quizás uno de los mejores ejemplos de lo que la oposición parece no haber entendido al paso de más de la mitad del sexenio.

Al diputado morenista y casi cualquier político ligado a la 4T, se les endilga la “incongruencia” de asistir a lugares públicos que la misma gente reconoce que están llamados para las clases altas, gente con posibilidades económicas o para los fifís, así disfraza la gente su clasismo.

Recientemente, se publicó un video en donde le reclaman por ir a comprar a un City Market, un centro de comercial llamado premium o gourmet, pero un centro comercial al fin, en donde se ve rodeado de mujeres que lo increpan y/o defienden. “La economía mixta, es capitalista”, respondió el increpado en sus redes y tiene razón, como se debe exhibir también a aquellos que tanto critican ser de izquierda y tuitear desde un IPhone.

La verdad es que las “luchas sociales” de la derecha mexicana, después de 4 años, parecen reducirse a increpar a quien compra en City Market o tiene un celular caro.

La verdadera lucha, no es si un político acude a un restaurante o un hotel con su familia, sino que no lo haga con cargo al erario como los Consejeros del INE, que se compre relojes costosísimos, pero no con el dinero de los sindicalizados de Pemex o que se de una vida de rey por el mundo, pero no en casas y coches del Estado Mayor.

El personaje puede ser odioso y con terribles pifias como el apoyo a un acomodaticio Ignacio Mier Velazco (un hombre que conjuga todo lo que criticaba hace 14 años), pero Fernández Noroña no deja de vivir bajo un sistema mixto aunque con dominio del capital, con derecho a comprar y consumir donde prefiera, y con derecho también a denunciar clasismo del que es presa, porque eso si que no es normal ni respetable ni debe perdurar.

 

@Olmosarcos_