El frenesí se apoderó de un campamento de migrantes en la ciudad mexicana de Matamoros (noreste), donde muchos se desvelaron ansiosos por iniciar un trámite que les permitiría ingresar a Estados Unidos desde México.
Las emociones fueron en alza desde el primer minuto del jueves, cuando se abrió el proceso para pedir citas a través de una aplicación llamada CBP One.
“Nadie ha dormido, nadie, pero aquí estamos para adelante, guerreando para poder hacer el trámite (…) Queremos estar en Estados Unidos, principalmente porque tengo a los míos allá”, dijo entusiasmado a la AFP Henry Moreno, de 60 años, quien partió de Venezuela con sus hijos Grecia, de 20, y Moisés, de 28, y su perro Chonero.
“¿Qué les dicen en el correo?”, “a mí también me llegó”, comentaban entre sí los venezolanos que aplicaron al programa, concertado por los gobiernos de Estados Unidos y México.
En el campamento de Matamoros (estado de Tamaulipas y fronteriza con Brownsville, Texas) cientos de personas, sobre todo venezolanos y haitianos, buscaban ansiosos ingresar sus datos a la app.
Se estima que en esta ciudad permanecen varadas unas 7.000 personas en condiciones precarias y soportando las bajas temperaturas invernales.
Las primeras citas fueron programadas para el 18 de enero.
– “La única esperanza” –
Mediante este procedimiento, los migrantes pueden solicitar una entrevista con autoridades estadounidenses para que les autoricen el ingreso, vía terrestre, por razones humanitarias.
Se trata de una excepción al Título 42, una norma que bloquea el acceso de personas sin visa para prevenir el covid-19, pero que en la práctica se convirtió en una medida antinmigración.
Este proceso, para migrantes varados en la frontera, fue anunciado el pasado 5 de enero por la Casa Blanca junto con otro que permitirá el ingreso mensual de hasta 30.000 cubanos, venezolanos, nicaragüenses y haitianos.
Quienes apliquen a la cuota de 30.000 cupos deberán ingresar por avión, desde sus países de origen o desde donde estén, además de superar una investigación de antecedentes penales, tener un patrocinador en Estados Unidos que les brinde apoyo financiero y estar vacunados.
Pero la esperanza no llega sin dificultades.
Junior Graterol y Javier Bello, venezolanos de 30 y 31 años respectivamente, consiguieron entrevistas con la aplicación para fines de enero en una oficina cercana a Tijuana (noroeste).
El problema: ambos están en Ciudad Juárez, vecina de El Paso (Texas), a casi 1.200 kilómetros del lugar de la cita, sin permisos para trasladarse por territorio mexicano ni dinero para costear el viaje.
“Necesito un permiso o algo que me valide (…) cuando yo me dirija a ese punto de mi cita (y las autoridades) no me agarren”, dice Graterol a la AFP. “Esta es la única esperanza que me queda”, confiesa, por su parte, Bello.
– Solidaridad –
Al anunciar los nuevos programas, el presidente estadounidense, Joe Biden, advirtió que también se endurecerán las restricciones para impedir ingresos ilegales en la frontera, de 3.100 km, que pisó por primera vez en su gobierno el domingo pasado en El Paso, previo a una visita oficial a México.
Solo en el año fiscal 2022 se contabilizaron 2,3 millones de arrestos y expulsiones, cinco veces más que en 2020, en gran parte por el Título 42.
Miles de esas personas permanecen en localidades mexicanas fronterizas, algunas desde hace un año, esperando que les permitan argumentar que huyen de la pobreza, la violencia o las persecuciones políticas. También, para intentar ingresar por su cuenta.
En el campamento de Matamoros, levantado sobre un terreno polvoriento, algunas tiendas se adaptaron como áreas de trabajo, donde los más diestros en cuestiones informáticas ayudaban solidariamente a sus vecinos, amigos o familiares a lograr la cita.
La alegría es palpable, aunque también los nervios por no poder conseguir su entrevista con las autoridades del país vecino.
“Nos dijeron que del 18 al 30 de enero iban a abrir esas citas y ya a algunos (la aplicación) no les está dejando avanzar, entonces quiere decir que ya está la cantidad de citas que ellos tenían contempladas para que puedan entrar por este puerto”, señaló Gladys Cañas, presidenta de la oenegé Ayudándoles a Triunfar.
Esta situación obliga a algunos a tratar de buscar la entrevista en otro puerto de entrada, como pasó con Graterol y Bello.
Aunque el correo de confirmación en inglés que recibió no garantiza que obtendrá el permiso de ingreso, Henry no se desanima. Siente que ya está más cerca de empezar a poner fin a sus penurias.