La jornada electoral en las secciones 23 y 51 del Sindicato Nacional de Trabajadores de Educación tensó los factores de poder en el gremio magisterial por la evidente carrera por hacerse de esa responsabilidad que ofrece réditos políticos y económicos muy alejados del escrutinio público.
Muy diferente fue en esta ocasión el escenario en el que se desarrollaron las elecciones con la participación copiosa en algunos casos, y en otras, discreta de parte de los mentores con derecho a elegir de entre las planillas que se mantuvieron en disputa.
Al momento del cierre de la columna, era improbable advertir quiénes serán los ganadores de la contienda largamente pospuesta, pero ya se podría establecer un escenario de alto contraste con episodios previos en los que la convulsión se propagó junto con la descalificación y violencia.
Aún está en la memoria colectiva los encontronazos entre planillas que competían por las secciones 23 y 51 del sindicato magisterial, por mucho el más numeroso de Puebla y de otros estados del país, hasta ver verdaderas batallas campales de las que luego era difícil conciliar por las heridas abiertas luego de las reyertas en las que llegaron a participar grupos de choque, ajenos a la tarea educativa.
El Sindicato de Trabajadores de la Educación ha sido, desde los tiempos de Manuel Sánchez Vite y luego, Carlos Jonguitd Barrios y luego Elba Esther Gordillo Morales, un instrumento político al servicio de los partidos políticos en el poder en turno.
Priista de origen, debió mutar al panismo cuando Gordillo Morales decidió levantar la mano de Felipe Calderón Hinojosa cuando aún el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación no le había dado el triunfo en esa polarizante elección presidencial de 2006 de la que siempre se ha sospechado, se le arrebató por la mala a Andrés Manuel López Obrador.
En Puebla todos sus líderes de las secciones 23 y 51 participaron abiermanete o coquetearon con los miembros de la clase política de diversas tendencias y colores y han jugado papel protagónico en distintos episodios que marcaron derroteros mucho más alá del magisterio.
El control del aparato sindical ha sido una constante para los gobiernos y la clase política, como ocurrió en el caso del gobernador de Nayarit, Miguel Angel Navarro Quintero a quien acusaron de pretender influir en el proceso de renovación sindical.
La celebración del proceso comicial en las secciones sindicales de los maestros en relativa calma es un punto a favor de las comisiones organizadoras, pero también para el gobierno de Puebla. El gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina expresó su convicción por mantener a la administración al margen de la vida interna sindical.
Salvo incidentes menores, la primera elección del gremio en la era de la 4T en Puebla puede ser la que menos sobresaltos haya arrojado, lo que debe ser celebrado por todos, incluso por los escépticos que mantuvieron dudas porque por primera vez en la historia del SNTE, sus agremiados pudieron ir a las urnas para votar directamente y en secreto, por quienes asumen es la mejor opción.
@FerMaldonadoMX
Parabólica.mx escribe Fernando Maldonado