La Quinta Columna
Por: Mario Alberto Mejía / @QuintaMam
En esta campaña electoral, Alejandro Armenta Mier ha tenido algunas de las peores ocurrencias.
O de las ocurrencias más extravagantes.
O de las ocurrencias más rupestres.
A él se debe la búsqueda de un bache frente a la oficina del diputado Eukid Castañón y una posterior discusión con policías auxiliares que sólo hacían su trabajo.
Como un Óscar Cadena de medio pelo —y vaya que Óscar Cadena también lo es—, el coordinador de campaña de Blanca Alcalá Ruiz intentó armar un escándalo y hacerse la víctima, mientras su camarógrafo seguía la escena con cierto nerviosismo.
(Enfrentamientos similares con la policía los tuvo en su campaña a diputado federal. Todo mundo recuerda cuando quiso victimizarse entre gritos que parecían alaridos o alaridos que parecían sollozos).
Su más reciente disparate lo armó hace unos días en plena Vía Atlixcáyotl.
La historia no tiene pierde.
Vea el hipócrita lector:
Armenta tuvo la idea de generar un clima de zozobra y alarma recurriendo a estrategias de los cárteles de la droga.
Para eso contrató a un grupo de personas que tenían la encomienda de colgar dos muñecos de trapo con fotos de Tony Gali —candidato de la coalición “Sigamos Avanzando”— y la leyenda “Tony, los Zetas te avisamos que la plaza ya está acordada”.
Cuando los contratados vieron la manta con el mensaje se pusieron nerviosos.
(A nadie le gusta parecer sicario cuando no lo es).
En ese momento decidieron colgar los muñecos como si fueran dos víctimas del narco, pero la manta se la llevaron.
Armenta —fiel a su estilo— montó en cólera.
Su temperamental carácter —que lo lleva de la euforia a las lágrimas de un momento a otro— estalló en gritos e injurias.
(De “pendejos” no bajó a sus improvisados narcomantistas y les avisó que no les pagaría por su arriesgada acción).
Fue entonces cuando mandó tomar fotos para hacer creer en las redes sociales que los muñecos de trapo eran víctimas reales del narco.
Las oportunas fotografías de tuiteros desvelaron el fugaz mito.
Detrás de esta acción —sumada a la del buscabaches y la del buscapleitos— hay un espíritu pervertido —no perverso— que busca alterar el clima electoral con mentiras y acciones terroristas.
Es capaz de todo.
Ya lo vimos.
¿Pondrá el domingo de las elecciones una bomba molotov en algún centro comercial para inhibir el voto?
¿Colgará varias gallinas negras en Casa Aguayo?
¿Simulará un robo en algunos de sus vehículos?
¿Buscará otro bache ahora afuera de Casa Puebla?
Por cierto: su discurso democrático —proveniente de su gran maestro Mario Marín Torres, con quien trabajó y a quien adula— no resiste la prueba del ácido.
Y es que en Acatzingo, su patria chica, es conocido como un auténtico tirano y cacique de viejo cuño.
Además de manejar como títere al actual presidente municipal, el timorato Carlos Alejandro Valdez, tiene en el hermano de éste —Juan Carlos Valdez— a su incondicional número uno.
El famoso “Güito” (así le pusieron porque de niño decía “Güito” en lugar de “Güerito”) es quién en realidad maneja todos los recursos del municipio.
Siempre al gusto y al contentillo de Armenta Mier, quien es su amigo desde chico.
Posdata: que dicen los frustrados narcomantistas que si el diputado ya les va a pagar o seguirá haciéndose el indignado como acostumbra.
Don Guillermo y la Salud
Si usted conoce al ex gobernador Guillermo Jiménez Morales búsquelo por teléfono y mándele sus parabienes.
Y es que este hombre que nadaba y hacía 2 mil 500 abdominales diarias —según sus palabras—, enfrentó hace dos meses y medio un infarto que lo llevó a un hospital cercano a su residencia de Lomas Virreyes, en la Ciudad de México.
Semanas después, ya en proceso de recuperación, don Guillermo vino a Puebla a un acto de campaña de la candidata del PRI-Verde.
Se veía demacrado, pero entero.
La vida deportiva que ha llevado durante décadas lo sacó a flote.
Un abrazo desde aquí.