Un ejército de manos, ojos y pies esforzados durante miles de horas “visten” los actos políticos. Aquí, un vistazo
FOTOS: RICARDO RODRÍGUEZ, ÁNGEL FLORES, Y JOSÉ CASTAÑARES/COBERTURA DE AGENCIA ES IMAGEN PARA 24 HORAS PUEBLA
El entusiasmo de los fans en los mítines tiene su momento, su modulación, y lo saben los jefes de porras. La mujer de blusa blanca que lleva colgado el bolso negro tiene experiencia en conocer el humor de quienes la miran de frente, aunque los esté viendo por primera vez. Abajo, el vecino de la chamarra oscura orienta por qué vereda y hasta dónde hay que caminar.
A contar cada par de los que fotografían, redactan, editan, forman, imprimen, cargan y distribuyen; diseñan, estampan, cortan, cosen, pegan, manejan y reparten. Y los que pintan en su manta y sujetan a varas sus propios distintivos.
Detrás de los candidatos hay historias hasta de amor, ¡cómo no!, e individuos y familias completas para quienes la campaña es el ingreso fuerte del año en dinero, o la pasión por ayudar al compadre, o unos pesos extra para pagar el semestre del hijo que está en la escuela y todo ello se exhibe en souvenirs, banderines, playeras, kilómetros de camino sobre ruedas o a pie
El empeño es casi incuantificable, pero ahí está en caminata, y horas bajo sol o en medio de lluvia en espera del momento en que lleguen los candidatos a los templetes y, en el caso del PRD, los fans reciclados.
Reloj en mano, a la distribuidora de playeras para uniformar a los simpatizantes que van hacia el mitin le toma más tiempo saludar a la gente que repartir la paca de prendas. Tiene técnica aprendida de la experiencia: hay que soltar una por una, para que no acaben en el piso o deformadas por los jalones.
“Vestidos” y refacciones.
Calles y templetes son escenarios que se cubren; las cuadrillas de colocadores son casi invisibles, igual que quienes reparten agua o paletas a grupo