(Ventanas rotas 1)
Han pasado más de cuatro años desde que la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres (CONAVIM), emitió la declaratoria de Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres, para 50 municipios poblanos. Como muchos otros programas, nació para contrarrestar un problema que, a la fecha, no ha sido posible controlar. De hecho, la pandemia por COVID-19 dejó en claro que las agresiones al seno de los hogares son una enfermedad progresiva y mortal. Hasta ahora se desconoce si tendrá o no cura.
Acajete, Acatlán, Acatzingo, Ajalpan, Amozoc, Atempan, Atlixco, Calpan, Chalchicomula de Sesma, Chiautla, Chietla, Chignahuapan, Coronango, Cuautlancingo, Cuetzalan del Progreso, Huachinango, Huejotzingo, Hueytamalco, Izúcar de Matamoros, Juan C. Bonilla, Libres, Los Reyes de Juárez, Ocoyucan, Oriental, Palmar de Bravo, Puebla, San Andrés Cholula, San Gabriel Chilac, San Martín Texmelucan, San Pedro Cholula, San Salvador EL Seco, Santiago Miahuatlán, Tecali de Herrera, Tecamachalco, Tehuacán, Tepanco de López, Tepatlaxco de Hidalgo, Tepeaca, Tepexi de Rodríguez, Tepeyahualco, Teziutlán, Tlacotepec de Benito Juárez, Tlaltenango, Tlaola, Tlapanalá, Tlatlauquitepec, Zacapoaxtla, Zacatlán, Zaragoza y Zoquitlán, entraron en el paquete en un duro 2019 para las mujeres, 57 feminicidios fue la cifra oficial en ese lapso.
El tema es que, en los hechos ¿cuántos de estos municipios realmente le han entrado al tema de lleno, con el cumplimiento de alguna de las 45 medidas de prevención, seguridad y justicia que exige la declaratoria de Alerta de Género?
Un ejemplo. En Tlatlauquitepec se aprecia en su organigrama, una Instancia Municipal de la Mujer, a cargo de la Dirección de Seguridad Pública, sin embargo, ni en su página oficial, redes sociales o área de prensa, aparecen actividades, en lo que va de la presente administración presidida por el reelecto alcalde Porfirio Loeza Aguilar, que den cumplimento a las responsabilidades que obliga la Alerta de Género.
De hecho, hasta las facturas de gastos orientados a cubrir actividades relacionadas a temas de prevención -pocos y casi siempre por conmemoraciones de Día Naranja u 8 de Marzo-, se remiten al periodo anterior, de 2019 a 2021.
Un caso más. En Zaragoza, municipio gobernado por José Tobías Ramiro Haquet, por lo menos en sus redes sociales oficiales no se observa una campaña permanente de prevención, denuncia o erradicación de la violencia de género. El 2 de agosto promocionaron una conferencia; 24 y 25 de julio subieron publicaciones del gobierno estatal del violentómetro, un spot, además de una referencia al Día Naranja.
Así podría continuar con otros tantos.
La realidad es que varios prefieren voltear hacia otro lado, a pesar de los números. Por ejemplo, sólo en 2022, en Puebla se registraron más de 12 mil 900 llamadas de emergencia relacionadas con algún tipo de violencia hacia las mujeres. ¿La pandemia incrementó las agresiones? Sí, es cierto, pero, si el fenómeno fue por todos conocido ¿qué hicieron las autoridades municipales para contrarrestarlo?
También sé que es un tema que inicia en casa, que parte de educación y valores. Cierto, pero fortalecer la prevención, erradicación y sanción es un aspecto básico donde los ayuntamientos deben hacer sentir su presencia. Al final, son el primer respondiente, el primer contacto y, especialmente, quien conoce el grado de prejuicios y limitantes culturales en cada comunidad.
En mi próxima entrega, le cuento sobre el arriesgado experimento social que Philip Zimbardo realizó en 1969, que daría origen a la teoría del “síndrome de las ventanas rotas”, explicado años más tarde por los científicos sociales James Wilson y George Kelling.
¿Por qué? Porque tiene todo que ver con la violencia que estamos viviendo, misma que exige colaboración.
Mientras, nos leemos en Twitter o X, lo que usted prefiera. Me encuentra como @jesibalta

