Los libros de texto son una señal clara de nuestra mala educación. Nos ha exhibido, a buenos y a malos por igual, los que defienden, los que atacan, al final somos parte de una generación mal educada. Debemos, los que aún no hemos perdido la esperanza, apoyar que las nuevas generaciones sean bien educadas. Quemarlos es una muestra no solo que no fuimos a la escuela, sino que nuestra alma está destruida. Negarlos es una forma de poca inteligencia, y con un evidente complejo de superioridad.

¿Cuántos de nosotros llegamos a la universidad con una letra apenas controlada ante nuestros nerviosos sistemas contemporáneos (sin caligrafía)?

¿Cuántos de nosotros somos incapaces de leer de forma consecutiva (de corridito) durante una hora?

¿Cuántos de nosotros somos incapaces de comprender un párrafo y ni siquiera nos damos cuenta? Ya no digamos leer un libro completo. (Los maestros encargan leer sólo capítulos o algunas páginas, con la esperanza de que por lo menos los jóvenes salgan del marasmo y aproximen su comprensión un poco). El mal no se detiene con los posgrados.

¿Cuántos de nosotros no logramos, no digamos, escribir una oración coordinada, sino por lo menos, una oración compuesta? Muchos dedicados a escribir –iba a decir en periódicos, pero en realidad lo hacen en páginas web, blogs o redes sociales--, (algunos y algunas afirman haber cursado por licenciaturas y maestrías de letras y comunicación, o comercio o tecnología, da igual), nos alcanzan a pergeñar una idea, o de razonar con claridad sobre un tópico cualquiera, aunque como dice el lic. Fojaco, algunos otros ahora son directores (con convenios muy jugosos, tanto como su incapacidad e impreparación). Ah, pero todos opinan sobre los libros. La ignorancia es atrevida.

La disputa por los contenidos por los libros de texto, poseen una cualidad, los combatientes o no los han leído, ya les dije que no leemos, o no sabemos ni de pedagogía, ni didáctica, ya no hablemos de educación en general o de historia, biología o matemáticas. La disputa no es contra los libros o la supuesta ideología (todo libro de texto, la contiene), ella es contra el presidente que no tiene contento a esa pobre clase que estaba llena de privilegios, sobre todo, lo que a medios se refiere. Creo se autonombran el cuarto poder y su educación es raquítica.

Los libros de texto nos atribulan, ya algunos afirman no entender y de ahí deducen que los niños tampoco lo harán. Dan pena y risa y solo muestran su pequeñez y que conocen a los niños muy poco.

Los libros de texto son una señal clara de nuestra mala educación.