Por VICTORIA HERNÁNDEZ/ [email protected]
Como ya sabemos, durante la fundación de la Unión Europea, Bruselas fue elegida como la sede de muchas instituciones europeas. Al ser capital de Europa, la demanda por buen transporte ha sido grande y, al tener tanta gente foránea trabajando en ella, es imprescindible el contar con una manera efectiva de transportar a la gente.
En Bruselas, la compañía de trasporte público de la ciudad se llama STIB/MIVB (por sus siglas en francés/neerlandés). Ésta cuenta con una amplia red de transporte incluyendo metro, tranvía, autobuses, autobuses nocturnos y hasta taxis colectivos.
El transporte es efectivo, aunque también bastante caro, pero lo vale cada centavo. Por lo general está a tiempo, es limpio y fluye de manera constante. Es increíble que tan sólo un mes después de los atentados del 22 de marzo, la estación de tren “Maelbeek” haya reabierto sus puertas a los usuarios como si nada hubiera pasado. La STIB también comenzó una fuerte campaña para darle buena imagen a la compañía tras los ataques de terrorismo y reiterar su compromiso para con sus usuarios.
Lo que sin duda me ha llamado más la atención es su servicio de transporte nocturno. Como en muchas ciudades de Europa, hay opciones para que los jóvenes puedan salir de fiesta y regresar a sus casas a altas horas de la noche sin problemas; sin embargo, esto solo ocurre los fines de semana. Para los días entre semana cuentan con un servicio de taxis nocturnos colectivos. Éstos se ordenan por teléfono, las unidades pasan a recoger a los usuarios a la parada de autobús más cercana y los llevan a la parada de autobús que les sea más conveniente y cercana a su destino.
Recientemente hubo un paro nacional de trabajadores. Sin embargo, no todas las líneas dejaron de circular. Es increíble que aun estando en huelga, no dejen de velar por el bien de sus usuarios y no detengan por completo el transporte, sólo lo ralenticen. La compañía utiliza las redes sociales y envía mensajes en tiempo real acerca de las líneas que están circulando y de los eventuales problemas que pueden surgir. En cada estación hay un tablero que indica los minutos que faltan para que llegue el siguiente transporte y, para los más tecnologizados, también cuentan con una aplicación para smartphones en la se puede ver en tiempo real dónde se encuentra cada vehículo del transporte y hay una extensa lista con el horario de cada estación.
Problemas los hay, por supuesto, como en cualquier lugar. Huelgas, fallas, crímenes menores y demás. Los atentados del 22 de marzo no se olvidan y han dejado una gran herida en el pueblo, especialmente el miedo a volver a usar el transporte público. Sin embargo, el tiempo pasa y la gente no deja de depositar su confianza en los medios de transporte, no porque sucedió una vez significa que vaya volver a suceder y mucho menos que la gente deba buscar opciones. La compañía es un ejemplo de transporte público de primer mundo. Y vaya que nos falta mucho para llegar al nivel de este transporte en Puebla capital, pero se puede seguir soñando.
