El sonado caso en medios de comunicación y redes sociales del traslado de la jirafa Benito de Ciudad Juárez, Chihuahua, a Puebla Capital y al parque Africam Safari, creado por el inolvidable capitán piloto aviador Carlos Camacho Espíritu, levantó una ola nacional de respeto a la vida del animal.
El Gobierno de Puebla estuvo a la altura, debido a que no hay fondos federales para el rescate de animales, el gasto es mucho, pero vale la pena analizar sobre el destino de otros animales como los toros de lidia y los gallos de pelea.
Los animalistas y sus redes sociales, pero sobre todo la ciudadanía, triunfaron en el caso de la jirafa Benito, crearon expectación y hubo un seguimiento excepcional en el trayecto de Chihuahua a Puebla.
Sin duda, es el momento de ahondar en el destino que los animalistas y algunos legisladores ignorantes quieren cambiar con la complacencia de jueces, de animales que han sido creados especialmente para resistir el dolor como los toros de lidia.
A este paso exigirán más adelante que la charrería, tan mexicana, se acabe porque se lastima a los caballos al montarlos y efectuar las suertes charras.
Argumentan los animalistas, que son muy pocos en realidad, pedir un ambiente sano para los toros, cuando las ganaderías contribuyen a preservar el medio ambiente. Los toros, dicen, son sacrificados brutalmente, cuando ni siquiera se asoman a los rastros y menos los critican. Y ni hablar donde no los hay.
Los toros y los gallos no sufren; fueron criados para ello; está demostrado científicamente por veterinarios que la suerte de varas tan criticada, es para que el animal no se congestione con su propia sangre.
Bien lo dijo la Senadora de la República por Tlaxcala, la morenista Minerva Hernández Ramos a fines de 2023, en un Foro sobre las Fiestas Populares, convocado por la Cámara Alta, que es necesario construir un marco jurídico moderno que minimice el sufrimiento de los animales que se utilizan en la tauromaquia y que conserve la esencia cultural de esta práctica.
Dijo que en México se cuenta con 257 ganaderías y dos mil 531 unidades de producción pecuaria, y se destinan aproximadamente 170 mil hectáreas agrícolas al ganado bravo. Por lo pronto, ya se tendrán corridas de toros en la Plaza de Toros México, la más grande del mundo.
Cada año se realizan dos mil 500 festejos taurinos, en más de 400 ciudades del país, en ferias donde se mezcla el fervor religioso y el espectáculo taurino y son muchas las familias que dependen económicamente de ella, declaró Manuel Sescosse Varela, presidente de la organización Tauromaquia Mexicana Siglo XXI y agregó que la industria taurina se estima en 10 mil millones de pesos.
España no está alejada de estos debates y cierres de plazas. En 2020, Ramón Celma Escuín, entonces Vice Secretario de Comunicación del Partido Popular en las Cortes de Aragón y portavoz de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente, frente a las amenazas a la fiesta, señaló:
“En las corridas de toros se reúne todo: alegría, color, tragedia, valentía e ingenio. Es el espectáculo más completo. Creo que los toros es la Fiesta más culta que hay en el mundo y no podemos dejar que el toro de lidia derrame vanamente su sangre en la alcantarilla de un lúgubre matadero de reses.
“El que no quiera ir a los toros que no vaya, pero que no hable de ecología ni de amor a los animales, porque no conozco a nadie que los ame más que los ganaderos y los toreros”.
Y finalmente señaló: “Si no creen lo que yo les digo, crean a las personas que han dicho lo que anteriormente mencioné”, tras evocar a Ortega y Gasset, a García Lorca, a Tierno Galván, a Joaquín Sabina.
Lo anterior es aplicable a México, ya que la tauromaquia no desaparecerá porque algunos la ataquen, sino porque no la defiendan quienes dicen amarla, de acuerdo a una cita de Antonio Lorca, crítico taurino del diario español El País.
GJGJ