Por Serafín Castro
Para militantes, delegados y legisladores priistas locales, la estrepitosa derrota del PRI y de Blanca Alcalá del pasado domingo no es producto de que hayan sido “entregados” por el presidente de la República, Enrique Peña Nieto, o el secretario de Gobernación federal, Miguel Ángel Osorio Chong, a manos del morenovallismo, como lo considera el jefe de campaña, Alejandro Armenta.
Más bien, el descalabro electoral fue el resultado de las traiciones, deslealtades y simulaciones al interior del tricolor, aseguran militantes.
El coordinador de la campaña de Blanca Alcalá culpó vía WhatsApp a Peña Nieto y a Osorio Chong de “entregar” la plaza de Puebla a cambio de un pacto con Rafael Moreno Valle que incluyó la victoria de Gali Fayad.
La negociación acusada por Armenta fue descalificada por el diputado local y presidente estatal del PRI municipal de Puebla, José Chedraui Budib, pues a pesar de que en la capital poblana Blanca Alcalá tuvo una vertiginosa pérdida frente a Tony Gali, el legislador sostuvo que se debe a factores de confianza con el electorado y no a “pactos” entre las cúpulas.
“Todavía debemos hacer un análisis para saber a qué se debió la falta de votos; creo que el mismo ciudadano está cansado de tantas campañas seguidas. Pero, insisto, hay que ver, acercarnos y saber por qué no votaron por nosotros, pero dudo mucho que haya negociación. No es así. Yo te lo puedo garantizar”, reiteró.
La congresista local Maritza Marín Marcelo indicó que fueron las “deslealtades y traiciones” al interior de su partido las que llevaron a la derrota de Blanca Alcalá Ruiz. Y aunque evitó entrar en detalles, sostuvo que ya fue entregado un reporte a la dirigencia nacional con nombres y apellidos de los priistas que simularon ayudar en la campaña.

ÁNGEL FLORES/AGENCIA ES IMAGEN
Por su parte, Silvia Tanús, una de las principales operadoras de la campaña de Alcalá y coordinadora de los legisladores priistas en el Congreso, sostuvo que existen diferentes factores de la derrota, entre los cuales está la pugna entre los propios priistas.
