Por Mario Galeana

Tras su caída electoral, las tribus políticas al interior del PRI en Puebla comenzaron a reagruparse, en lo que supone una rebelión en contra de la dirigencia estatal del partido y el círculo cercano a la candidata Blanca Alcalá Ruiz.

Juan Carlos Lastiri Quirós convocó ayer a un grupo de 13 presidentes municipales a una reunión donde, según fuentes priistas, el subtitular de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) puso en marcha una nueva línea de ataque en contra del grupo blanquista a través de los ediles, quienes en los próximos días podrían solicitar la renuncia del dirigente estatal del PRI, Jorge Estefan Chidiac.

En tanto, el líder de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) en Puebla, Leobardo Soto Martínez, propuso la llegada de Alcalá Ruiz a la presidencia del Comité Directivo Estatal (CDE) del tricolor, posición en que otros priistas no identificados con el grupo blanquista, como los delegados Ana Isabel Allende Cano, Juan Manuel Vega Rayet y Enrique Doger Guerrero, ya han demandado una “reestructuración”.

A la reyerta se sumó el coordinador de campaña Alejandro Armenta Mier, quien hace un par de días hizo corresponsables de la derrota priista del 5 de junio pasado a todos los priistas que “cínicamente no hicieron nada”.

 

El cónclave de Lastiri

Un hotel en la zona de Angelópolis fue el escenario donde el poblano mejor posicionado dentro del gabinete federal, Juan Carlos Lastiri Quirós, convocó a 13 presidentes municipales para, según fuentes al interior del Partido Revolucionario Institucional, planificar la solicitud de renuncia del dirigente estatal del partido y alejar al grupo político de Alcalá Ruiz del control del CDE.

Uno por uno, los ediles arribaron al hostal. Entre ellos, David Huerta, de Tepeaca; Néstor Camarillo, de Quecholac; Mely Macoto, de Coronango; Felipe Muñoz, de Nopalucan; y Enrique Rivera, de Chignahuapan.

Portando un chaleco con la leyenda “Mover a México” cosida por la espalda, lo primero que el subsecretario federal hizo fue asegurar que la reunión, celebrada únicamente con ediles emanados del PRI, no tenía tintes políticos.

“Se acabó la veda electoral y hay que ponernos a chambear”, atajó tras asegurar que, por proyectos relacionados con la Sedatu, también se reuniría con presidentes municipales de Tlaxcala y Morelos, aunque ninguno de estos encuentros fue difundido a través de sus redes sociales.

Después, Lastiri Quirós –quien no logró revertir la ventaja de 3 mil votos que el PAN obtuvo sobre el PRI en Zacatlán, su centro político– aplaudió el trabajo de la senadora con licencia, quien “fue una candidata digna y valiente”, de Estefan Chidiac, quien “le puso todas las ganas”, y de Armenta Mier, quien “hizo su mejor esfuerzo”.

“A nadie ayuda echar culpas”, remató tras criticar las declaraciones con que el delegado de la Sedesol, Juan Manuel Vega Rayet, exigió la renuncia del presidente estatal del Revolucionario Institucional.

 

La “reestructuración” forzada

Ahí, en el Comité Directivo Estatal tricolor, se forja otra reyerta.

Ayer, el líder de la CTM propuso a la candidata priista derrotada para encabezar la dirigencia del partido, pues aseguró que “tiene la radiografía exacta” de la debacle electoral.

“Ella sabe muy bien quién le ayudó y quién no (…) Si fuese Blanca, podría recomponer desde las mismas delegaciones federales, que no hicieron nada”, acusó Soto Martínez.

Antes, la delegada de la Secretaría de Gobernación (Segob), Ana Isabel Allende Cano, urgió una “reestructuración” del partido en Puebla, solicitud a la que se sumó el delegado del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Enrique Doger Guerrero.

La “reestructuración”, se opina al interior del PRI, es un eufemismo utilizado por los delegados federales para exigir, de manera indirecta, la salida del grupo blanquista en la dirección del partido.

La rebelión avanza.

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