El resultado en las urnas es contundente, el PRD atraviesa por la peor racha de su historia
Por Serafín Castro
La elección del domingo dejó un gran perdedor en Puebla: el PRD con sus dos caras de la moneda; la candidata Roxana Luna Porquillo y el líder de la corriente Frente de Izquierda Progresista (FIP), el senador Luis Miguel Barbosa Huerta.
Luna concluye su aventura electoral al sumir al sol azteca en la peor crisis de su historia y con dos marcas: el lucro en Chalchihuapan con el tema del niño José Luis Tehuatlie muerto hace dos años y que su chofer atropellara a un menor de edad en Nealtican un día antes de las votaciones.
Por otra parte, la operación político-electoral de Barbosa alcanzó sólo 3.8% de las preferencias, es decir, apenas y pudo salvar el registro de su partido.
Los votos de Barbosa y Roxana suman el porcentaje más mediocre en la historia del sol azteca:
Es 1992, en esta elección está en juego la gubernatura. Con la postulación de Antonio Tenorio Adame el PRD no sólo anticipa una escasa votación, sino la peor, una que sería registrada hasta el domingo pasado como la más baja en su historia reciente.
Al terminar el conteo el PRD cayó en cuenta que había reunido 46 mil 987 votos; 6.3 % de los sufragios totales. En ese entonces el PRI, aún con la fuerza de partidazo, se levantó con la victoria de Manuel Bartlett Díaz, actual militante del Partido del Trabajo (PT) y simpatizante de Morena.
Seis años después, el de la Revolución Democrática postuló a Ricardo Villa Escalera, quien consiguió más de 152 mil votos, lo que representó 11.20 % de los sufragios.
Aunque en esa elección ganó el tricolor con Melquiades Morales Flores, el PRD obtuvo una de sus votaciones más altas.
Para la elección de 2004, en la que ganó Mario Marín Torres, la última victoria del priismo poblano, el sol azteca obtuvo 5.6 % del total de los votos, es decir, 100 mil 157.
En ese entonces, el perredista Alejandro Villa Borja compitió por la gubernatura del estado.
Para 2010, el PRD en coalición con Acción Nacional (PAN), Nueva Alianza (Panal) y Convergencia, ahora Movimiento Ciudadano, fue partícipe de la transición en el Poder Ejecutivo del estado.
El 50.42% de la votación total obtenida por la alianza Compromiso por Puebla puso fin a 80 años de gobiernos tricolores en Puebla; el demoledor resultado llevó a Rafael Moreno Valle a convertirse en el primer gobernador no priista.
Tras el éxito de la alianza en las elecciones del 2013, el PRD repitió con Acción Nacional y otros aliados más, con lo que pasó de ocupar cuatro alcaldías a 26.
También obtuvo dos diputaciones locales al ser electos, por primera vez en su historia, por la ciudadanía y no por la vía plurinominal.
Para las elecciones del domingo pasado fueron solos. La oposición del FIP y Alternativa Democrática Nacional (ADN) echaron abajo la posibilidad de repetir la alianza con Acción Nacional.
Casi por imposición de la dirigencia nacional, a decir de los militantes, el PRD fue solo con Luna Porquillo.
El resultado fue una caída que apenas sí logró rebasar por décimas el porcentaje de los votos anulados.

ARCHIVO AGENCIA ES IMAGEN
El desplome de Barbosa
Pero la derrota de Roxana Luna no sólo dejó mal parado al sol azteca poblano.
Otro de los grandes derrotados es Miguel Barbosa Huerta, coordinador de la bancada perredista en el Senado de la República.
Barbosa presume ser quien tiene el control del partido en el estado, incluso desde que formaba parte de la corriente Nueva Izquierda, pues era quien quitaba y ponía candidatos.
Hoy, una vez más tuvo la oportunidad de tomar las riendas del futuro del perredismo poblano a través del FIP; sin embargo prefirió ser oposición y mostrar su fortaleza que se tradujo en un desdichado 3.8% de la votación, de acuerdo con los resultados preliminares, la segunda más baja en la historia del PRD.

ARCHIVO ES IMAGEN
Un partido dividido
La unción de Roxana Luna durante la madrugada del sábado 12 de marzo desató una batalla al interior del perredismo poblano.
Las impugnaciones y quejas ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) marcaron el comienzo de lo que sería la desbandada de los grupos inconformes con su designación.
Aunque victoriosa en los tribunales, Roxana emprendió el camino hacia la minigubernatura del estado con un PRD que ni ella, ni la dirigencia estatal, ni el brazo operador de Barbosa Huerta supieron reparar.
Durante los primeros días de las campañas hubo una desbandada, que sería conocida como la ola amarilla, de 14 mil perredistas que apoyaron al candidato Tony Gali.
Hoy, esos perredistas, agrupados bajo el nombre Galileos son los que culpan a Roxana Luna de la estrepitosa caída de su partido e incluso buscan las cabezas de los responsables: Barbosa Huerta y Socorro Quezada Tiempo, la lideresa estatal.
