Por Serafín Castro

Aunque pudiera existir un pacto entre el gobierno federal y Rafael Moreno Valle, la derrota priista del pasado 5 de junio en Puebla fue el resultado de una serie de errores cometidos por el equipo desde el arranque de la campaña que, aún sin el posible pacto, los hubiesen llevado a perder, coincidieron Maribel Sánchez Flores y Verónica Reyes Barón, catedráticas del Tecnológico de Monterrey.

De acuerdo con las expertas, el descalabro del PRI y de Blanca Alcalá se debió, más bien, a divisiones internas del partido generadas por traiciones y simulaciones entre los diferentes grupos de apoyo y actores políticos priistas.

FOTO2“La derrota del PRI se dio porque no lograron solidificar una base de partido para operar antes, durante y después de la elección. Se notaron las divisiones internas que generaron fracturas y simulaciones tanto de los legisladores, como de los funcionarios y delegados priistas encargados de la operación”, explicó Sánchez Flores.

A lo anterior, indicó la también catedrática del departamento de Relaciones Internacionales del Tecnológico de Monterrey campus Puebla, hay que agregar el factor externo: “El Revolucionario Institucional es un partido desgastado por los malos manejos de sus administraciones”.

En tanto, para Verónica Reyes Barón durante este proceso electoral el PRI tampoco supo crear apego con los ciudadanos: “no hubo acercamiento real con las bases y la estructura… fue eso, y no el pacto con el gobierno federal que, aunque sí puede existir, no fue determinante”.

Además, a la campaña de Blanca Alcalá se sumó el factor Mario Marín y todo lo que su figura representa: puros negativos, que a decir de las dos académicas la figura del exgobernador priista el imaginario lo relaciona con “tráfico de influencias, corrupción y pederastia”.

“Pudieron tener la mejor estrategia, pero si no tienes soldados para ejecutarla, es decir, gente que te ayude y sea tú soporte, nomás no llegas al electorado; tuvieron errores de principiante en la campaña”, expresó Reyes Barón.

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