Por: Álvaro Ramírez Velasco/@Alvaro_Rmz_V
Luego de los dos debates presidenciales, en dos semanas más, llegará el turno de Puebla, para el único debate formal entre los aspirantes a la gubernatura. Por primera vez, se enfrentarán tres personajes con experiencia legislativa y, por eso mismo, están obligados a ofrecer el mejor ejercicio de este tipo, en la historia de Puebla.
El domingo 12 de mayo, se medirán, con el Complejo Cultural Universitario de la BUAP como sede, el morenista Alejandro Armenta, el candidato del PRIANPRD y el local PSI, Eduardo Rivera, y Fernando Morales, por Movimiento Ciudadano.
Hay aspectos que, desde ahora, son previsibles, entre estos tres contrincantes con experiencia en dar y recibir golpes duros y con tablas parlamentarias:
Alejandro se presenta como el favorito y deberá cuidar la delantera que lleva, con holgura, en las mediciones. Es un peleador que sabe contrastar ideas, que se crece al castigo y que ha salido adelante en escenario mucho más adversos. Se explica así su gusto por las artes marciales.
El morenista viene, como ninguno de los otros aspirantes, directo de la más esforzada y demandante responsabilidad parlamentaria, pues fue presidente del Senado de la República. Recursos retóricos le sobran y hambre de triunfo también.
En tanto, Eduardo sabe debatir, tiene experiencia como orador, aunque llega con varios puntos en contra, por lo que sus adversarios pudieran echarle en cara, como negativos, de su más reciente responsabilidad como alcalde de la capital del estado.
De todos modos, el panista también en el pasado, en el área parlamentaria, ha sabido dar buenos encuentros en las tribunas de San Lázaro y del Congreso local.
Fernando, en tanto, está también curtido en las tablas legislativas, no tiene nada que perder y todo por ganar, junto con una creciente popularidad, sobre todo entre los jóvenes, de su candidato presidencial Jorge Álvarez Máynez, que ha conseguido revalorar la marca de Movimiento Ciudadano (MC).
Encima y especialmente para este debate, Morales ha aportado un elemento de mucho morbo, luego de que le sentenció a Rivera Pérez que lo hará “pedazos”.
La advertencia debe tomarla el panista con seriedad, pues Morales ha sido a lo largo de los últimos años lo mismo su aliado, que su peor detractor. Los dos políticos han tenido una relación de odio-amor y viceversa.
Cuando Eduardo Rivera consideró que MC podía ser su aliado, Fernando Morales fue un permanente invitado a los actos del ayuntamiento, a pesar de que años atrás, el hoy candidato a la gubernatura del partido naranja vapuleó al panista, la primera vez que fue alcalde de la capital.
Luego, cuando la alianza opositora vio cómo se esfumó la posibilidad de sumar a MC, Fernando ya no fue invitado de lujo a los actos de Eduardo, pero ya el primero sabía mucho más de lo que era conveniente.
Si alguien va a tener argumentos, hasta privados, para echarle en cada a Rivera, es Fernando Morales. Claro que el emecista también deberá enfilar sus críticas contra Armenta, si es que quiere emparejar su participación el próximo 12 de mayo.
Sin embargo y sin importar cuál sea el desarrollo de este ejercicio y el “ganador”, visión siempre subjetiva, la verdad es que poco impactará el debate en el ánimo de los potenciales votantes, quienes ya tienen en su mayoría definida su simpatía.
No ha habido, en lo que va de las campañas que prácticamente llegaron a la mitad del recorrido, un elemento que muestre algún cambio en las proyecciones que se tenían.
Armenta es el clarísimo puntero, Eduardo está muy atrás y, tal vez sea la única novedad, Fernando viene creciendo.
El pasado 31 de marzo comenzaron las campañas. Las mediciones decían exactamente lo mismo. Nada se ha movido.